El árbitro argentino Damián Steiner tuvo a su cargo la inolvidable final de Wimbledon entre Novak Djokovic y Roger Federer, hace poco más de un mes. Sin embargo, se supo que Steiner fue separado de su cargo por la ATP, debido a una razón contundente: “dar entrevistas sin autorización”.
Steiner no buscó el permiso correspondiente por parte de los supervisores del circuito masculino −que lo tenía contratado− antes de dar más de una docena de entrevistas, sino que además se refirió a temas en los que estaba expresamente prohibida su opinión como árbitro.
“Gran parte de las entrevistas que dio Steiner a los medios representó una violación directa del protocolo por el que los funcionarios (de la ATP) deben abstenerse de discutir incidentes o partidos específicos, jugadores o reglas, para mantener la imparcialidad en todo momento”, destacó The New York Times.
La investigación citó algunas entrevistas en las que Steiner “recomendó cambios en las reglas” y también “dijo que creía que Federer iba a ganar el título de Wimbledon cuando tuvo los dos match-points en el quinto set”.
Más transparencia
El despido de Steiner llega cuando el US Open apunta a tratar de ser más transparente con los fallos de los jueces de silla. Una decisión tomada después de la escandalosa final femenina del año pasado entre Serena Williams y Naomi Osaka.
Carlos Ramos, el árbitro que se enfrentó con Serena Williams en aquella final ante Osaka en medio de los abucheos del Arthur Ashe, nunca tuvo permiso para realizar declaraciones públicas sobre esa final, a pesar de las numerosas peticiones de entrevistas que le realizaron.
Al igual que Ramos, Steiner es un árbitro “insignia de oro”, situación que lo coloca en el más alto nivel de arbitraje de tenis.
Steiner no ha perdido su estatus, pero ya no forma parte del equipo de árbitros de este año en el US Open. Como parte de su contrato con el Grand Slam, la ATP tiene el derecho de nombrar tres jueces de silla para el torneo. Steiner fue reemplazado por el francés Renaud Lichtenstein.
Steiner, de 44 años de edad y nacido en Villa Crespo, cuenta con una extensa experiencia en el circuito. Fue árbitro internacional en 1996, se desempeñaba como supervisor y juez de silla durante unas 25 semanas al año. Además trabajó en más de 50 torneos de Grand Slam.
Su participación en el Djokovic-Federer marcó un hito en el tenis latino. Fue el primer argentino en dirigir una final individual de Grand Slam.
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