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Japón arruinó el sueño de México en el Clásico Mundial de Beisbol

Por EFE
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Japón empujó a México al imponerse de remontada por 5-6 y avanzar así a la final del V Clásico Mundial de Beisbol, en el que se citará este martes con Estados Unidos.

El del LeonDepot Park de Miami será un duelo entre el país que busca el tercer título en la historia del torneo, y el equipo de las Barras y las Estrellas, el actual campeón.

Cuando México comenzaba a festejar su hazaña en un partido que ganaba por 5-4, un batazo al jardín central de Munetaka Murakami, triple ganador de la Liga de Japón, llevó al plato a dos corredores: Shohei Ohtani y Ukyo Shuto.

Hasta entonces Ohtani, el Jugador Mejor Valorado de la Liga Americana de las Grandes Ligas en 2021, tuvo un desempeño discreto, pero un doble suyo lo había llevado al jardín central.

Los pupilos de Hideki Kuriyama no fueron el equipo pirotécnico, pero demostró que sabe sufrir.

A la tercera final de su historia en el Clásico Mundial llegan como la única selección invicta, y que en la fase de grupos dio fácil cuenta de sus oponentes (Australia, Corea del Sur, República Checa y China). En cuartos de final pasó por encima de Italia.

Y con este juego de semifinales mantuvo la constante de someter a sus adversarios por una diferencia mínima de seis carreras. En suma, llega a la final con un balance de 42 carreras a favor y solo 13 en contra.

Del sueño a la pesadilla

México lo tuvo todo para ganar y agigantar su hazaña en 2023, pero Japón se interpuso.

Jarren Durán, patrullero de los Medias Rojas nacido hace 26 años en la ciudad estadounidense de Corona, firmó la quinta carrera, que parecía ser la decisiva para la histórica victoria mexicana en el LeonDepot Park.

Antes, Luis Fernando Urías, tercera base de los Cerveceros de Milwaukee, abrió la esperanza al conectar un jonrón de tres carreras en la cuarta entrada.

Japón igualó la historia del encuentro con un vuelacercas que llevó tres carreras al plato en el séptimo episodio.

Pero México volvió a tomar la delantera con el cubano nacionalizado mexicano Randy Arozarena y el puntillazo del estadounidense Durán, que prefirió jugar con México.

Los pupilos de Benjamin Gil ya no dudaban de la posibilidad de eliminar al país que tiene dos títulos (2006 y 2009) el palmarés del Clásico.

Urías, que inquietó a Roki Sasaki con un sencillo en la parte alta de la segunda entrada, llegó a su turno a la cuarta con bases llenas. Rompió el equilibrio en el juego con un jonrón que extravió la bola en el jardín central que y puso a cobrar a Rowdy Téllez e Isaac Paredes.

A partir de entonces, todo pareció confabularse con los mexicanos para agigantar su hazaña en el torneo.

El abridor Sasaki, de 21 años de edad, temido entre los rivales por sus bolas rápidas, que suelen alcanzar tres dígitos, se desinfló tras el bambinazo de Urías. Dejó la lomita en la parte alta de la quinta entrada a Yoshinobu Yamamoto.

Ya en la parte baja de la quinta Kazuma Okamoto encendió su bate con un descomunal impacto profundo al callejón izquierdo. De la nada, Randy Arozarena, el cubano de Pinar del Río nacionalizado mexicano, apareció para elevarse frente a la barda y atrapar la pelota.

Los Samuráis azules tardaron unos segundos para enterarse del out casi imposible, pero para entonces el público aplaudía al jardinero. El beisbolista conmemoró la jugada con su marca registrada: posando rígido para las cámaras.

El nuevo ídolo de los mexicanos volvió a aparecer minutos después para cortar con su guante un largo batazo de Kensuke Kondoh. Clausuró así la amenaza japonesa en el quinto episodio.

El comienzo del fin

Con la misma dosis de Urías, Japón volvió a la vida en el juego al conectar Masataka Yoshida un cuadrangular de tres carreras. La acción llevó por delante a la gran figura Shohei Ohtani y a Kensuke Kondo.

Con la misma dosis, Japón igualó a México con un cuadrangular de tres carreras en el séptimo inning.

El batazo de Masataka Yoshida se llevó por delante a Shonhei Ohtani y Kensuke Kondo para elevar el 3-3 transitorio.

Pero la felicidad de los pupilos del mánager Kuriyama duró muy poco debido a que en la parte alta del octavo episodio Alex Verdugo despachó un doblete. El beisbolista se internó por el jardín central y remolcó desde segunda base a la registradora a Arozarena.

4-3 y México volvía a flirtear con la hazaña.

No era apenas un sueño, pues a continuación Isaac Paredes catapultó la bola al jardín izquierdo y de paso a Jarren Durán. Así facturó la nueva carrera y puso dos de ventaja sobre Japón.

Nada estaba escrito, ni los de Kuriyama estaban dispuestos a resignar la posibilidad de jugar este martes por su tercer título del clásico.

En el cierre del octavo inning Hotawa Yamakawa metió un elevado de sacrificio que fue capturado por Arozarena. La jugada dio el tiempo suficiente para que Takumu Nakan anotara desde la tercera almohadilla.

Sobre el final, cuando México comenzaba a festejar, apareció el batazo remolcador de dos carreras de Munetaka Murakami.

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