El legendario Jackie Robinson, primer pelotero de piel negra en ver acción en las Grandes Ligas durante la Era Moderna, fue noticia en Venezuela antes de hacer historia en la MLB, aunque nadie imaginaba durante su visita a Caracas y Maracaibo que sería el protagonista principal en la caída de la ominosa barrera racial que caracterizaba al beisbol en los Estados Unidos.
Este 15 de abril se celebra otro aniversario del día en que Robinson debutó en las Mayores con los Dodgers de Brooklyn. Se convirtió así en el primer jugador de piel oscura en saltar a un campo de la Gran Carpa en el Siglo 21, al iniciarse la temporada de 1947.
El infielder, que fue reclutado por Branch Rickey, gerente general de los esquivadores, había hecho carrera en el deporte universitario. Fue teniente de Ejército de su país en la Segunda Guerra Mundial y era dueño de un carácter especial.
«¿Usted busca a alguien que tenga el coraje de pelear?», le preguntó Robinson a Rickey en la célebre entrevista que sostuvieron la primera vez que se vieron. «No», le respondió el ejecutivo. «Busco a alguien que tenga el coraje para no pelear».
Ambos sabían que el toletero derecho chocaría con una gran oposición: rivales que actuarían sucio, umpires que setenciarían en su contra ex profeso, fanáticos racistas que se manifestarían en su contra.
No solamente en los campos y desde las tribunas, a Robinson le adversaron de casi todos los modos posibles. Recibió anónimos amenazantes incluso antes de su estreno, debía alojarse en hoteles distintos a los de sus compañeros y fue blanco de insultos y escupitajos por parte de algunos contrincantes que aprovechaban el vértigo de un deslizamiento para intentar herirle.
Robinson escuchó aplausos en Venezuela
En Venezuela, en cambio, fue un ídolo. Estuvo en Caracas y luego en Maracaibo entre el 24 de noviembre de 1945 y el 4 de enero de 1946, como parte de un elenco bautizado American All-Stars. Solo estrellas de las Ligas Negras formaban aquel roster, que causó furor durante su visita.
Robinson, el receptor Roy Campanella y el inicialista Buck Leonard formaban parte de la nómina, como hoy forman parte de Salón de la Fama de Cooperstown.
El hombre que haría historia al dar por terminada la segregación en las Grandes Ligas bateó para .339 ante las figuras venezolanas con las que se midió en los estadios Cerveza Caracas, el parque de San Agustín, y Olímpico de Maracaibo.
Luego regresó al norte, para empezar el corto trayecto en las Menores que le llevaría finalmente a la MLB.