Inglaterra se clasificó por primera vez en su historia para la final de una Eurocopa y se disputará el título con Italia, después de su victoria en la prórroga por 2-1 sobre Dinamarca en semifinales, este miércoles en el estadio londinense de Wembley.
Los daneses se adelantaron con un espectacular lanzamiento de falta de Mikkel Damsgaard (30) pero Inglaterra no tardó en empatar con un tanto en contra del capitán rival, Simon Kjaer (39). Ya en la prórroga, Harry Kane marcó el segundo y decisivo en el rechace de un penal que él mismo había fallado (104).
Los ingleses jugarán el próximo domingo su primera final de Eurocopa, de nuevo en su estadio de Wembley, después de quedarse a las puertas del último partido en las ediciones de 1968 y de 1996, ésta última disputada en Inglaterra.
Cuando acabe el torneo, los «Tres Leones» habrán jugado seis de sus siete encuentros delante de su público. En la final, Italia buscará su segundo entorchado europeo más de cincuenta años después del primero (1968), y los locales el primero.
Este miércoles Inglaterra estuvo contra las cuerdas durante apenas 20 minutos del primer periodo, pero una vez igualó la contienda fue la selección que más mereció deshacer el empate.
Los locales no tardaron en hacerse con el dominio del balón, pero el conjunto de rojo se veía cómodo, alternando la presión asfixiante con unas líneas más hundidas.
Los daneses se fueron acomodando y se acercaron peligrosos al arco inglés. Luke Shaw cometió falta sobre Andreas Christensen y en ese golpe franco, a 25 metros de la portería, llegó la diana de Dinamarca, tras un fantástico golpeo de Damsgaard (30).
Es el único gol que ha encajado Inglaterra en el torneo.
Sterling, capitán sin brazalete
Tanta personalidad había estado demostrando Dinamarca que la primera ocasión clara del partido había caído de su lado, con un disparo del delantero de la Sampdoria que rozó la cruceta (25).
Los locales despertaron y se lanzaron salvajemente a por el empate, especialmente Raheem Sterling. El extremo del Manchester City no lleva el brazalete de capitán, pero no parece que le haga falta.
Kasper Schmeichel evitó un gol cantado suyo con una parada de arquero de balonmano (38). El «10» no se rindió y fue el culpable del autogol de Kjaer, quien se había deslizado para que el inglés no recibiera completamente solo frente al arco vikingo un envío de Bukayo Saka (39).
La intensidad no descendió con la reanudación. Los atacantes daneses destrozaban los nervios del público inglés, mientras Harry Maguire rozaba el segundo de su selección con un cabezazo solo salvado por una magistral estirada de Schmeichel (55).
Inglaterra fue encerrando a Dinamarca, aunque sin un claro disparo entre los tres palos. Hjulmand quiso reaccionar, haciendo tres cambios de una tacada, pero la selección local estaba muy bien plantada. Schmeichel de hecho volvió a ser salvador mandando a córner un centro-chut de Mason Mount caído del cielo (73).
Los ingleses permitieron que los daneses volvieran a merodear por el área blanca en los diez minutos finales del encuentro, poco preocupados gracias a su sólida defensa.
El partido desembocó en los 30 minutos de prolongación. Y no tardó Inglaterra en rozar el segundo gol con un buen chut de Kane dentro del área, arruinado otra vez por la mano de Schmeichel (94).
Faltó una parada más
La defensa danesa era incapaz de controlar las acometidas inglesas por los costados. El balón volaba por el área visitante y Wembley rugía, empequeñeciendo más y más a Dinamarca.
Schmeichel despejó un disparo de Jack Grealish (98) y en el rebote Sterling no encontraba portería desde la frontal del área.
Fue el delantero del City quien dio el pase a la final a Inglaterra. Con una espectacular arrancada penetró en el área danesa y se fue al suelo. El árbitro pitó penal al considerar que le había derribado Joakim Maehle.
Kane lanzó pero volvió a estrellarse con el portero danés; el rechace salió centrado y el punta del Tottenham estuvo rápido para rematar a las redes (104).
Dinamarca, exhausta, no generó apenas peligro en el segundo tiempo de la prórroga y puso fin a un torneo donde fue la revelación, en el que se sobrepuso al susto dado por su estrella Christian Eriksen y en el que perdió sus dos primeros encuentros.