Iga Swiatek, de 19 años de edad y 54ª de la WTA, se convirtió este sábado en la primera jugadora polaca en ganar Roland Garros, al batir en la final a la estadounidense Sofia Kenin (6ª), por 6-4 y 6-1, en una hora y 24 minutos de juego.
Durante las dos semanas de Roland Garros, Swiatek no perdió ningún set, primera que lo logra tras Justine Henin en 2007, y solo cedió 28 juegos (cuatro por partido). El lunes se convertirá en la 17ª clasificada del ránking WTA.
Kenin, lesionada
«Estuve fuerte mentalmente, intenté jugar agresiva, como en los partidos anteriores. Pero hoy estaba muy estresada y no sé cómo gané, solo quería estar concentrada. Espero que tu lesión no sea muy grave», dijo Swiatek a Kenin, con ambas jugadores llorando en la pista.
La estadounidense, que inició el partido con una venda en su muslo izquierdo, recibió tratamiento médico en los vestuarios cuando perdía 2-1 en el segundo set. No volvió a ganar un juego.
«Estoy un poco decepcionada, pero ella jugó muy bien. No voy a buscar excusas, pero mi pierna no estaba muy bien. En general he hecho buenos partidos. He jugado muy bien en Grand Slam», resumió Kenin.
Swiatek, que había batido a Kenin en la tercera ronda del torneo de juniors de 2016, nunca la había enfrentado en categoría absoluta. Este sábado la abrumó con golpes ganadores (25 a 10) y también tuvo menos errores directos (17 frente a 23).
«Quizás solo sea otra jugadora inesperada que gana un Grand Slam. El tenis femenino actual está loco. Pero es increíble, hace dos años gané un Grand Slam junior (Wimbledon). Y hoy estoy aquí, es muy poco tiempo», añadió entre lágrimas la polaca.
Este sábado se convirtió en la ganadora más joven del grande francés desde Mónica Seles hace 28 años, cuando tenía 17.
Con su triunfo supera a su compatriota Jadwiga Jedrzejowska, que había sido finalista de Roland Garros en 1939.
Como su ídolo Nadal
Swiatek empezó el partido como había sobrevolado los seis anteriores. En ocho minutos ya sumaba una rotura y tenía un 3-0 en el marcador.
Kenin, de 21 años de edad, que ganó el Abierto de Australia a comienzos de febrero, sabía que sus opciones pasaban por capear el temporal e intentar hacer dudar a una rival que hasta ahora no lo había hecho.
Así fue. Con un juego variado e intentando trampear su tenis ofensivo, Kenin le devolvió la rotura y se situó 3-3.
Durante este tramo, Swiatek se mostró algo desconcentrada, con gritos y un pelotazo, una faceta que ya mostró el viernes en la semifinal de dobles que perdió con Nicole Melichar ante la chilena Alexa Guarachi y la estadounidense Desirae Krawczyk.
Con los argumentos de la pelea encima de la mesa, ambas jugadoras ofrecieron un buen espectáculo en el desenlace de esta primera manga, que se terminó apuntando la polaca, con menos altibajos que en el tramo inicial.
En el segundo set, su superioridad fue más evidente ante una Kenin que con 2-1 se fue a los vestuarios.
Swiatek se quedó en la pista, moviéndose para no enfriarse en la fresca tarde parisina.
El partido se reanudó y el torbellino que arrasó Roland Garros se reactivó para apuntarse cuatro juegos consecutivos y lograr la victoria. Entonces se arrodilló en la central.
«Es una locura, todos los años veía a Rafa (Nadal, su jugador favorito) levantar el trofeo, es increíble hacerlo yo», declaró la jugadora, que abre a lo grande su palmarés y que nunca había pasado de octavos en un Grand Slam.
La jornada del sábado se completó con la final de dobles masculina, en la que la pareja formada por los alemanes Andreas Mies y Kevin Krawietz conservó su título de 2019 al batir a la dupla formada por el croata Mate Pavic y el brasileño Bruno Soares, 6-3 y 7-5.
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