Por Héctor Becerra
El jonrón es la acción individual más celebrada del beisbol desde los días del gran George Herman “Babe” Ruth y el inicio de la era de la “bola viva” en 1920. Ese instante mágico, cuando el madero del bateador golpea a la pelota con tanta fortaleza que se va del terreno de juego, sigue siendo hoy la estrella del espectáculo. Así ha perdurado, eludiendo las oleadas de las nuevas tecnologías, las modernas estadísticas y los ajustes a las reglas fundacionales.
La popularidad del cuadrangular no tiene límites. Hace tiempo ya que no provoca emociones solamente en los partidos entre dos equipos rivales. Su atractivo ahora es tal que puede acaparar la atención de miles de personas durante casi tres horas. En Venezuela se celebró el pasado 2 de de diciembre la vigésima segunda edición del Festival del Jonrón, evento organizado por Empresas Polar de manera similar al que se presenta en las Grandes Ligas desde 1985.
La versión de este año la ganó Eugenio Suárez, quien mandó la blanca bola 34 veces a las todavía relucientes gradas del Estadio Monumental Simón Bolívar de Caracas. Suárez, antesalista de los Cascabeles de Arizona en Estados Unidos, ratificó que es un bateador poderoso. Esa condición natural lo llevó en 2019 a convertirse en el venezolano con más jonrones despachados en una temporada de la MLB (49). Con sus casi 50 batazos de cuatro esquinas superó la marca de 47 establecida en 1996 por Andrés Galarraga vistiendo la camiseta de los Rockies de Colorado.
Entre los casi 500 venezolanos que han actuado en las Mayores desde 1939, Galarraga es portador de un logro muy especial: ninguno ha podido llevar la pelota más lejos que él. Ocurrió en el Estadio Pro Player de Miami el 31 de mayo de 1997 ante los Marlins de Florida. Fue un swing formidable del que todavía se habla. La redonda conectada con impactante solidez recorrió una distancia de 529 pies (un pie equivale a 0,3048 metros) según el anuncio inicial, medida que luego fue objeto de varias revisiones y ajustes.
Aquél enorme jonrón
El gigantesco “bambinazo” corona al “Gran Gato” como el número uno de este país en fuerza bateadora y más de dos décadas después hasta ha dado para escribir un libro, basado en una detallada y larga investigación científica. Cerrando el período lectivo antes de las vacaciones navideñas de este agonizante 2024 fue ofrecida una conferencia sobre el tema en la Facultad de Ingeniería de la UCV. El acto congregó a los autores del texto, a estudiantes y a fanáticos beisboleros.
La obra titulada La Física del beisbol, fue publicada por iniciativa de José Luis López y Oscar López, quienes además de hermanos pertenecen al cuerpo docente de la Escuela de Física en la mencionada Facultad de Ingeniería. Miembros de la Academia Nacional de Ingeniería y El Hábitat, siguen el beisbol. El libro, dijeron, tiene un doble objetivo: usarlo para impartir enseñanzas de la carrera a los futuros físicos mediante ejemplos deportivos y tratar de precisar cuál fue la distancia más exacta alcanzada por el “gran jonrón de Galarraga”.
¿Cómo y cuánto influye la rotación de la pelota en su trayectoria?, ¿Cuál es la máxima distancia que puede recorrer una pelota bateada?, ¿Qué efectos tienen factores como la temperatura, el viento o la humedad en la distancia que recorre la bola? Estas son algunas de las inquietudes que llevaron a los investigadores a internarse en el mundo de la física de este deporte. La tarea cumplida quedó plasmada en 275 páginas abundantes en fórmulas, ecuaciones, cálculos u operaciones matemáticas y geométricas de todo tipo. La conclusión del exhaustivo trabajo es contundente.
Galarraga despachó su enorme batazo ante un envío en slider del pitcher Kevin Brown en el cuarto inning, con las bases llenas y en cuenta de 2-2. La pelota, que cayó en la fila 20 del segundo piso en los graderíos del jardín izquierdo, recorrió una distancia estimada inicialmente por el personal del estadio Pro Player en 579 pies, cambiada y fijada ese mismo día en 529 pies. El jonrón se consideró en su momento uno de los más largos en la historia de la MLB. Bill Jenkinson, historiador y estudioso del beisbol, le asignó 509 pies en 2010 y Greg Rybarczyk, profesor de física, analista del portal ESPN y fundador de la página Home Run Tracker, rebajó el recorrido a 468 pies en 2016. Argumentó que muchos de los grandes jonrones se habían sobreestimados. Sus métodos, sin embargo, carecieron de la comprobación científica adecuada.
El estudio de los López emergió entonces como fuente reivindicadora del caraqueño, al determinar que su famoso jonrón alcanzó los 524 pies. Se trata del cuarto más largo entre los que les fue comprobada la distancia con rigor científico antes de la aparición en 2015 del sistema Statcast, que hace las mediciones utilizando video cámaras de alta resolución y radares. La investigación se avaló y publicó en 2017 por la revista Baseball Research. Para complementar, en 2018 la divisa de Denver publicó un libro, A Mile High: The First Quarter Century of the Colorado Rockies, donde se precisa que la controversia se resolvió gracias a La Física del Beisbol. Pero, ¿Cómo pudo Galarraga enviar la pelota tan lejos? Por una combinación de múltiples factores que allí están explicados.
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