Cuando Antoine Griezmann regresó en el verano de 2021 al Atlético de Madrid después de su marcha dos años antes al Barcelona, acudió a Fernando Torres, icono del club, para pedirle consejo en su reconquista de la afición. Iba rumbo a convertirse en goleador de leyenda, el mejor de todos los tiempos con 175 tantos, al que rindió tributo este jueves la institución rojiblanca en el Metropolitano, en el que recibió la Insignia de Oro y Brillantes, la máxima distinción.
«Hay una cosa que me dijo Fernando Torres cuando volví al Atleti, porque le pedí consejo por todo lo que era para el aficionado del Atleti y el club. ‘A ti no te van a decir nada si fallas goles, si no metes gol; tienes que dejar todo en el campo y te van a respetar y estar detrás tuyo mientras dejes todo en el campo’. El primer año no metía muchos goles, pero vieron que dejaba todo en el campo», recordó el atacante.
«Y empezamos a tener esa conexión que me encanta tener con mi gente. Ahora, lo disfrutamos juntos», expresó Griezmann, que se fue en su día, en el verano de 2019, porque «había llegado al límite mentalmente».
«Necesitaba siempre una excusa cuando yo no daba el nivel. Y entonces, me dije: ‘Tengo que irme’. A veces, cuando estás en un sitio, piensas que afuera es mejor. Lo pensé, quise probar y a los dos meses me di cuenta que estaba muy feliz donde estaba, en el Atleti, e intenté volver. Me acuerdo cuando el ‘míster’ (Simeone) me llamó el último día del mercado (de verano de 2021) y le dije que quería volver sí o sí», repasó el delantero.
«Fueron 10 horas de las más intensas y de las más locas que he tenido en los 30 años que he trabajado en el Atlético de Madrid», remarcó Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club.
Una carrera casi sin criterio y con mucha pasión
«Todo comenzó con una charla de Koke, Koke con Diego (Simeone) y Diego conmigo. Nos lo planteamos, hablo con el Barcelona y vimos que existía alguna opción. Todo pasaba por la salida de un jugador, por el que teníamos una propuesta que había concluido, porque dijimos no. Era la salida de Saúl (al Chelsea)», continuó Gil Marín.
«Hablamos con el jugador, dijo que podía planteárselo, y empezó una carrera casi sin criterio y con mucha pasión y al final a las doce menos un minuto cerramos por fin con el Barcelona. Una hora antes cerramos con el Chelsea, Saúl y sus agentes. Lo único que podíamos esperar que, a falta de 41 goles para poder ser el máximo goleador del Atlético de Madrid, se podía conseguir», añadió el máximo accionista del club.
«No hubo pensamiento en el momento que apareció la oportunidad de ese día desde muy temprano que empezamos a llamarnos por teléfono. Era el futbolista que necesitábamos para ese momento, para seguir creciendo, veníamos de ganar la Liga. Su llegada le costó al principio. Trabajó para ganarse a la gente y el lugar que hoy tiene. El mérito absoluto es de él, tener las cosas claras. Las tuvo desde que quiso volver y llegó a dónde está», expuso Simeone.
«Sabía que (la afición) me iba a esperar, porque había hecho mucho daño (cuando se fue al Barcelona). Yo también estaba enfadado conmigo mismo. Al final, trabajar, estar calladito. Los primeros meses me hacía pequeño. No era el Griezmann que se había ido. Para mí era normal, te la comes, trabajas y ya está», contó el delantero de su regreso desde el Barcelona, al principio cedido y después mediante un traspaso por 20 millones de euros.
Muchos más años juntos
«La certeza era por parte de Diego de que era la opción perfecta para el equipo, la mía era el reto de convertir, después de todo lo que nos había pasado, a un jugador importante en leyenda y la aceptación por parte del presidente (Enrique Cerezo) de intentarlo», añadió el máximo accionista del Atlético.
«Es difícil poder llegar al nivel de orgullo y satisfacción de tener una persona como tú. Buen profesional, buen tipo, buen líder, porque eres líder en el vestuario, y, por supuesto, un futbolista que ofrece rendimiento, en juego, en goles, en asistencias… Me encantaría que estuviéramos muchos más años juntos», remató Gil Marín.
Koke Resurrección, uno de sus grandes amigos en el vestuario del Atlético, también hizo más sencillo su reencuentro con el Atlético. «Tenemos una relación muy bonita y muy buena para dentro o fuera del campo. Gracias a él también ha hecho que mi vuelta sea todo más fácil. Ha hecho todos los esfuerzos para volver a conectarme con la gente y con el club. Y si estoy disfrutando hoy, es también gracias a él», expuso Griezmann al lado del capitán del Atlético.
«Antoine está en un nivel entre los tres, cuatro o cinco mejores jugadores que hay en Europa. Es una persona fantástica. Estamos encantados y orgullosos de la primera y la segunda vez que vino. Cuando volvió la segunda vez parte de la afición no estaba muy a favor y, sin embargo, él, a base de trabajo, constancia y saber estar, superó todo esto y hoy en día es uno de los jugadores más importantes que tiene el Atlético», apuntó Cerezo, que le entregó durante el acto la Insignia de Oro y Brillantes del club rojiblanco.
«Es una alegría y un orgullo para mí estar aquí disfrutando. Cometo un error, pero como puede hacerlo cualquiera, y hago todo para que estén de vuelta (los aficionados) orgullosos de su número ‘7’ y disfrutar juntos. Los necesitamos de aquí al final de la temporada, como lo vienen haciendo en el estadio. Agradecerles el cariño que me dan y disfrutar juntos. Este evento es muy bonito y muy especial para mí. Me dan todavía más responsabilidades y más trabajo para hacernos mejores», finalizó Griezmann.
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