Inglaterra es el campeón sub-20 al derrotar a Venezuela el 11 de junio de 2017. Su mejor resultado en esta competencia había sido el tercer puesto alcanzado en 1993 y el triunfo mundial solo fue comparado con la Copa del Mundo de 1966.
Inglaterra es el campeón sub-17. En India, superó por 5-2 a España el 28 de octubre de 2017. Es su primer triunfo en esta especialidad, un hito conseguido luego de estar en desventaja por 0-2.
El torneo resulta un éxito popular: es seguido, en los estadios, por 1.347.133 espectadores. En julio de esa misma temporada, Inglaterra se consagra en el campeonato de Europa Sub 19, luego de superar a Portugal por 2-1, en Georgia. Y brilla en el clásico Esperanzas de Toulon de junio de un año más tarde, después de superar a México por 2-1. Inglaterra cree en los proyectos. En el trabajo a largo plazo. Los creadores del fútbol se cayeron al precipicio -sin títulos, sin valores, sin prestigio- y volvieron a las fuentes. La Premier League gobierna Europa con datos. No hay monedas arrojadas al aire: el resultado es la consecuencia. La revolución es el proyecto.
De abajo hacia arriba: buen comportamiento, respeto por el adversario y las autoridades, estilo de juego pragmático, que se traslada del viejo laboratorio a renovadas ideas audaces. Mezcla ideal entre los jóvenes de sangre británica y los chicos nacidos en el país, de padres y madres de otras latitudes, con el espejo de la Francia multicultural, campeona mundial. Entrenadores extranjeros que potencian la Premier, el torneo más prestigioso del continente. Futbolistas ingleses que gobiernan casi, casi, al mismo nivel que las estrellas, como Agüero, Hazard, Mo Salah y tantos otros. Conductores a largo plazo, más allá de los despistes en el trayecto.
Jürgen Klopp perdió dos finales europeas y todavía no ganó un título en Liverpool y Maurizio Sarri pasó un temblor luego de un contrapunto con el arquero Kepa. Paciencia, sentido común. No dejarse llevar por las pasiones desatadas.
El fútbol inglés va a definir los dos torneos de clubes más importantes de Europa. Liverpool superó por 4-0 a Barcelona en un festín en Anfield que dejó desairado, incluso, a Lionel Messi; Tottenham, dirigido por Mauricio Pochettino, se impuso en un final emotivo a Ajax, por 3-2, en Holanda, luego de estar 0-1.
La finalísima será el 1° de junio en el Wanda Metropolitano, de Madrid. Inglaterra tiene ahora deseo: un gen competitivo novedoso, un estímulo que le acercan los entrenadores extranjeros, crecidos y educados en culturas diferentes; también, entre sí. Klopp (51 años de edad) y Pochettino (47), de algún modo, se potencian. Y potencian a Pep Guardiola, el entrenador de Manchester City.
La finalísima de la Europa League será el 29 de mayo en Bakú. Habrá dos conjuntos de Londres (serán tres, en total, en las dos definiciones). Arsenal superó por 4-2 a Valencia en España y Chelsea venció por penales a Frankfurt en casa. Juego limpio y, ahora, sangre caliente.
La receta, dicen, es foránea: un argentino, un alemán, un español, Unay Emery (47) y un italiano, Maurizio Sarri (60). «Los entrenadores extranjeros le dieron un salto de calidad a la Premier, le agregaron otros condimentos. Le dieron más pimienta», asegura Gianfranco Zola, asistente de Sarri. Meses atrás, pasó José Mourinho.
La charla de Pep. Por primera vez en la historia: cuatro de cuatro. El 14 de agosto, en Estambul, se resolverá la Supercopa de Europa, entre los ganadores de cada competencia.
Lógicamente, será inglés. La Premier League tiene una respuesta. Es el único de las principales cuatro ligas (España, Italia y Francia son las otras), que todavía no tiene un ganador.
Barcelona (campeón) le lleva 9 puntos a Atlético de Madrid, Juventus (campeón) le lleva 16 unidades a Napoli y PSG (campeón) le lleva 16 puntos a Lille.
Los tres campeones tienen presupuestos mayores a los cuatro equipos que protagonizan la caza de Europa. La Premier se resolverá este domingo.
El City tiene 95 puntos (91 goles; en comparación, solo superado por PSG, con 98, en un campeonato desigual), Liverpool, uno menos. La competencia los hace mejores. Público sentado, el fin de las barras bravas que destrozaron la imagen de Inglaterra en el mundo, espectáculos atractivos. El himno de los Reds («you’ll never walk alone») es admirado en el mundo: el show como un todo. En la fecha 30 hubo un promedio de gol de 3,3 por partido. Los milagros de Anfield y Amsterdam llevan el secreto de los nuevos tiempos en el fútbol británico.
«Y nuestros equipos -Liverpool y Tottenham- tienen relevancia fundamental los jugadores ingleses. Es un valor agregado», describe Klopp. Tottenham es el más autóctono: tiene 12 ingleses en el plantel, todo un suceso de su conductor. Harry Kane (25 años, hoy, lesionado) y Bamidele Alli (23) son dos de las cartas principales; la mayoría no supera los 26: el inglés más veterano es Kieran Trippier, con solo 28.
Gareth Southgate, el joven técnico del seleccionado, lo reconoció el año pasado en una entrevista: «Pochettino es el arma secreta de la selección de Inglaterra». Los finalistas de la Champions nutren al equipo nacional. Trippier, Rose, Alli, Kane, Dier y Winks (Tottenham), Henderson, Alexander-Arnold, Joe Gómez y Lallana (Liverpool) son algunos de los citados de modo habitual. Liverpool suma 8 jugadores nacidos en Inglaterra: entre los dos, transforman la ecuación de años atrás, cuando los extranjeros dominaban la escena.
En el fútbol argentino la Copa Libertadores es una obsesión y la Superliga suele ser un actor secundario. En la casa de la reina, es al revés. «La Liga inglesa es diferente a la española: es donde mejor fútbol se juega y están los mejores equipos del mundo; competir contra ellos no es fácil. Además, el fútbol y la cultura inglesa dan el mismo valor a la Premier que a la Champions», suscribe Pochettino. «Es todavía más importante, creo yo. Y al potenciarse, se refleja en los resultados de Europa. Son la consecuencia», entiende Emery.
«Si ganamos la Champions, me voy a mi casa», sostuvo el DT argentino horas antes de la semifinal. Hace casi 6 años que vive en Londres: llegó a Tottenham en 2014 y el conductor alemán se presentó en Liverpool en 2015.
Pep se incorporó en el City en 2016: fracasó en Europa y nadie duda de su prestigio y capacidad. Southgate toma nota de la mejoría: es el DT que logró que Inglaterra volviera a las portadas, con el cuarto puesto en el Mundial de Rusia, con el valor de la vieja escuela: el equipo.
Sin las figuras de Brasil, Argentina, Francia, Croacia o Portugal. A diferencia de la voracidad de Liverpool, el pragmatismo de Tottenham, la osadía de Chelsea y la búsqueda de Arsenal, Inglaterra fue el rey de la pelota parada en Rusia: 10 de 12 goles fueron anotados por esa vía.
El DT se nutre de los entrenadores extranjeros -tiene reuniones habituales- y del basquetbol. «Southgate le da una gran importancia al balón parado. Un día subimos a un tren para ver a los Minnesota Timberwolves. En el tren fuimos hablando: quería hablar con el entrenador sobre cómo hacen las cosas. Southgate estaba interesado en el basquetbol porque atacan cinco contra cinco, pero siempre queda alguien libre. Quería saber cómo se filtran y bloquean para poder obtener el espacio en un área tan pequeña», describió el jugador Darren Fletcher.
Creadores de magia. Inventores del fútbol, Inglaterra era el monarca en Europa tiempo atrás. Un ejemplo: entre 1977 y 1984, consiguieron 7 de 8 Copas de Europa, como se la denominaba en ese tiempo. Solo Hamburgo, en 1983, quebró la hegemonía de Liverpool (4), Nottinham Forest (2) y Aston Villa.
Tiempo después, hubo otro furor británico: ganaron tres Champions y fueron parte de la definición en siete de ocho finales entre 2005 y 2012. Ahora, España había tomado el dominio territorial. Y no solo con Real Madrid, ganador de 13 Champions. La mirada en los últimos 10 años puede dar una clave: el conjunto blanco logró 4 y Barcelona obtuvo 3; el resto, Bayern Munich, Inter y Chelsea. En la Europa League pasó algo parecido: Atlético de Madrid y Sevilla ganaron tres cada uno; el resto: Manchester United, Chelsea, Porto y Shakhtar Donetsk.
El presupuesto de los seis principales equipos de la liga alcanza los 400 millones de euros por temporada y la televisión aporta toneladas -los clubes pequeños reciben mucho más que sus competidores europeos, lo que potencia al torneo-, pero ese exceso ya no se cumple exclusivamente en adquirir estrellas: las entidades invierten en jóvenes y en campos de entrenamientos con todos los adelantos tecnológicos. Sienten que, así, el fútbol volvió a su casa.