El Real Madrid volvió a caer en Liga después de ofrecer una mala imagen ante el Villarreal y perdió 0-1 en el estadio Santiago Bernabéu con una gran actuación del portero Sergio Asenjo y con un tanto de Pablo Fornals que acabó con la paciencia del público.
Está claro que la Liga va a ser una losa para el Real Madrid hasta final de temporada. Con un partido menos, al final de la jornada y en el ecuador del curso, podría colocarse a 19 puntos del Barcelona. Su enésimo pinchazo ante el Villarreal es el definitivo. Tendrá que centrarse en la Copa y en la Liga de Campeones. No queda otra.
Zidane, cariacontecido tras el tanto de Fornals en los últimos minutos, que dio la primera victoria en la historia al equipo castellonense en el Santiago Bernabéu, afrontó el duelo sin revoluciones en el 11. El partido ante el Numancia de Copa dejó tocados a los menos habituales y no hubo sorpresas en la alineación del técnico francés, que volvió a confiar en los de casi siempre pero sin los lesionados Sergio Ramos y Karim Benzema.
El público del Bernabéu esperaba una reacción de sus hombres tras el sonrojo del choque del Numancia, que volvió a sacar a relucir las carencias de un grupo de jugadores que en pocos meses a pasado de ser el más poderoso de Europa a convertirse en uno de los más vulnerables.
Enfrente ya no había un equipo de Segunda División. El Real Madrid tenía delante al Villarreal, un cuadro más que competente, que compite por disputar una competición europea y que cuenta con jugadores que en cualquier momento podían hacer mucho daño.
El técnico Javi Calleja intentó controlar el partido a base de posesión y con un sistema defensivo muy concentrado para no dejar huecos a los jugadores del Real Madrid. Esa propuesta, en los primeros veinte minutos, funcionó a la perfección y su rival se atascó una y otra vez a la hora de generar juego y ocasiones.
Por lo menos, el Real Madrid no las recibió. Salvo algún acercamiento que pudo costar algún susto como uno del colombiano Carlos Bacca, el Villarreal fue muy inocente en ataque. Defendía bien, por momentos controlaba el duelo, pero arriba no mostró nada.
Entonces, un disparo de Marcelo Vieira lejano que salvó Asenjo espoleó a un equipo dormido. El tiro del lateral brasileño, de nuevo algo fallón y otra vez poco desequilibrante, por lo menos empujó a sus compañeros hacia arriba y, por dignidad, el Real Madrid comenzó a acumular ocasiones.
Pero todo lo que hace no mucho tiempo entraba en las porterías rivales, ahora no. En esta ocasión, parte de culpa la tuvo Asenjo, que cuajó un excelente partido con varias intervenciones de mérito. Acumuló unas cuantas. La segunda, tras la opción de Marcelo, llegó en el minuto 23, cuando despejó al larguero una falta lanzada por Cristiano Ronaldo.
El delantero portugués, poco después, mandó fuera un mano a mano ante el portero del Villarreal y en su siguiente ocasión, tras una internada por la banda derecha, mandó la pelota al lateral de la red de la portería del cuadro castellonense.
Cristiano, desesperado, proyectaría su enfado después de no marcar en tres ocasiones hacia el árbitro, Undiano Mallenco, a quien protestó de manera ostentosa una posible mano dentro del área de Bonera y un golpe de Mario Gaspar que desequilibró al portugués justo cuando iba a empujar la pelota.
Consiguió golpearla, pero se encontró una vez más con un paradón de Asenjo. Fue la última ocasión antes del descanso y el Real Madrid, con una leve mejoría, pero sin conseguir convencer, se marchó al vestuario sin premio y con 45 minutos por delante para intentar amarrar los tres puntos.
Calleja movió el banquillo y sacó al campo al ruso Denis Cheryshev por Dani Raba con la idea de imprimir algo más de velocidad al Villarreal, que dejó de esconderse atrás y el partido se convirtió en un correcalles en el que ningún equipo parecía tener el control absoluto.
El mismo Chreyshev disfrutó nada más saltar al césped de una ocasión clara que falló dentro del área de Keylor Navas. Respondió Toni Kroos con una volea que, como no, detuvo Asenjo. Era el día del portero del Villarreal y los jugadores del Real Madrid iban a tener que emplearse a fondo para batirle.
Aunque el partido parecía no tener nombre, lo cierto es que el Villarreal tenía mejor pinta que el Real Madrid, atascado definitivamente para proponer juego y ocasiones. Entonces, Zidane, con veinte minutos por delante, movió el banquillo y sentó a Gareth Bale y a Isco para dar minutos a Lucas Vázquez y a Marco Asensio.
Tampoco funcionó. El Real Madrid empujó sin cabeza, se lanzó hacia arriba, no tuvo más ocasiones y dejó muchos espacios que podía aprovechar el Villarreal. Y así fue. A dos minutos para el final, en un contragolpe, apareció Fornals para recoger una parada de Keylor Navas en un mano a mano ante Unal.
Con una sutil vaselina, batió al portero costarricense y el Real Madrid tocó fondo. El 0-1 deja muy tocado a un equipo irreconocible. Los jugadores que antes lo eran todo, ahora son fantasmas de lo que fueron. Zidane tiene mucho trabajo por delante. En un mes, espera el París Saint Germain. Si sigue así, el equipo de Emery se puede poner las botas.