Millonarios apelará la sanción de dos semanas que recae sobre el atacante venezolano Jacobo Kouffati, impuesta por la Dimayor, pues para ellos y según un video que ya fue aportado como prueba, al futbolista sí lo impactaron en el pecho y esto tuvo como consecuencia que se golpeara la cara.
“En todo el proceso y en la diligencia de descargos, el jugador estuvo acompañado por los asesores legales del equipo. Por su parte, Kouffaty explicó lo sucedido en la diligencia de descargos, citada por Dimayor el 10 de mayo de 2017, y en ésta se hizo entrega de un extenso documento que contiene los argumentos legales correspondientes y se presentó el video probatorio”, señaló el club en un comunicado.
La resolución de sanciones de la comisión disciplinaria del campeonato tiene fecha del martes 9 de mayo; sin embargo, el jugador y su representante, por petición de Millonarios, fue escuchado en descargos este miércoles en la mañana, por lo que el club bogotano jugaba ese martes contra Cortuluá (2-1).
La Comisión escuchó al jugador y su apoderado el miércoles en la mañana y desestimó sus argumentos.
La Dimayor decidió sancionar a Kouffaty con dos semanas de suspensión y más de 44 millones de pesos de multa, por una acción de simulación durante el partido entre Millonarios y Atlético Huila, el pasado 30 de abril, que los azules ganaron 2-0.
«Una vez revisado el vídeo oficial del partido sobre los hechos acontecidos en el partido precitado, de manera particular, lo sucedido en el minuto 59, instante en que el jugador Elvis Perlaza toca con su hombro el pecho del jugador Jacobo Kouffatyu, quien lleva sus manos a la cara en indicio de haber sido golpeado en esa parte del cuerpo», dice el boletín de la Dimayor.
El documento agrega: «En atención a los argumentos expuestos por el jugador y analizadas las pruebas que obran en el expediente, el Comité considera que la conducta del señor Kouffati sí estuvo encaminada a simular que el señor Elvis Perlaza lo golpeó en el rostro, más aun si se tiene en cuenta que, la forma en la que el jugador adversario lo toca a la altura de su pecho no es de tal magnitud como para propiciar la caída estrepitosa y la llevada de sus manos a la cara como sí en este lugar hubiese ocurrido el golpe».