Se llenó de molestia y frustración. Por la expulsión sufrida en el partido ante Chile, Lionel Messi no fue a recibir la medalla de bronce en la Copa América en el acto de ceremonia final, en el Arena Corinthians de San Pablo. En cambio, al podio fueron subiendo uno a uno el Kun Agüero -en su condición de sub capitán- y el resto de los jugadores, hasta que Angel Di María recibió al plato correspondiente al tercer lugar obtenido por la selección.
Luego, el propio capitán confirmó su sinsabor: «No quiero ser parte de esta corrupción», en referencia a lo que había ocurrido en el partido de semifinales ante Brasil, en donde no se revisaron con el VAR dos jugadas polémicas y con posibilidad de penal a favor de Argentina.
El capitán confesó que no fue a la premiación por el tercer puesto «por todo un poco, porque nosotros no tenemos que ser parte de esta corrupción, de esta falta de respeto de toda la Copa. Estábamos para más. La corrupción, los árbitros y todo eso no permite que la gente participe del fútbol, del show y lo arruine un poco».
Antes de la voz de Messi, el Kun Agüero había contado: «No está caliente, está tranquilo, pero se siente extraño por todo lo que está pasando con la Conmebol. Es medio extraño, por lo que dijo después de Brasil. Fue una situación para una amarilla. Por ahí se maquina por lo que sucedió durante el partido frente a Chile. Vamos a tratar de que se componga y que esté bien». Messi terminó de explotar por el encontronazo que tuvo con Gary Medel durante el primer tiempo, que derivó en la roja para ambos futbolistas.
Fue tal el fastidio de Messi que no posó en la foto final con el cartel del tercer puesto . Los jugadores realizaron una última gestión con el cuerpo técnico para que se sumara al grupo, pero la figura del crack nunca acompañó al plantel. «Si maneja todo Brasil es muy complicado», había mencionado el 10 de Argentina luego de la caída ante los locales, en las semifinales.
Messi fue expulsado por segunda vez en el seleccionado mayor. En su partido inaugural con la camiseta albiceleste, con Hungría en 2005, la Pulga había visto la tarjeta roja. Ahora, 135 encuentros después, volvió a tener que irse antes de tiempo al vestuario. Son las únicas de su carrera como profesional. En Barcelona, Leo no sufrió ninguna expulsión en 687 juegos, por múltiples torneos.