San Petersburgo. Martes 26 de junio de 2018. La selección argentina acaba de superar ‘in extremis’ a Nigeria y pasa a los octavos de final de la Copa del Mundo. «No recuerdo haber sufrido tanto en un partido. Quiero agradecerle a la gente que en ningún momento se dejó llenar la cabeza por todas las boludeces que se dicen. Sabía que Dios estaría con nosotros y no nos iba a dejar afuera. Desde hoy empieza otro Mundial para nosotros». El capitán toma la palabra para desbaratar rumores y encender una esperanza que se ahogará solo cuatro días más tarde contra Francia. Nunca más habló sobre la selección . Tampoco volvió a jugar con el escudo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
En estos meses hablaron Lionel Scaloni y Lionel Messi. El entrenador se encargó de comunicar que habían «consensuado» que los amistosos que siguieron al derrumbe en Rusia no eran el marco para el retorno. «Estimo, deseo y creo que va a volver a jugar en la selección», confía el entrenador, que siente que podrá dirigirlo para saldar esa deuda interna. Sí, siente que él seguirá y que Messi volverá. Scaloni fue el que tuvo la discutible idea de retirar la camiseta N°10. Si reservar la camiseta número 10 representa homenajear a Messi, las señales siguen confundidas. Messi eligió no participar de estos partidos y la 10 no es suya. Como no fue de Diego Maradona . Ese número encierra muchos significados en este deporte y desde el Mundial ningún futbolista pudo vivirlo. «La camiseta número 10 va a seguir en la utilería», insistió Scaloni. Una pena.
Que Scaloni y Messi sostengan frecuentes charlas ilusiona a todos. En la AFA asumen que es un guiño del rosarino, un pulgar alzado sin hablar. El estilo Messi de siempre. Pero nunca han estado tan lejos Messi y la selección. Nunca Messi ha jugado menos en la selección que este año. Apenas cinco partidos (Haití, Islandia, Croacia, Nigeria y Francia); hay que retroceder hasta 2005, año de su debut con 18 años, para rastrear una cosecha igual. Y vale recordar que ha tenido temporadas muy intensas, como los 14 encuentros de 2007 y 2014, o los 13 en 2011, o los 11 en 2016, o los 10 en 2009 y 2010, o »Si Messi no vuelve estamos al horno», exclamó Diego Maradona, tan contradictorio, tan Maradona, en su vínculo público con el crack de Barcelona. Al condenado apátrida empiezan a pedirle un gesto.
Si Messi decidiera volver a la selección, ya no podrá hacerlo antes de la primera ‘ventana FIFA’ del año próximo, del 18 al 26 de marzo de 2019. Atención: por entonces, nada le importará más a Messi que su obsesión, ganar la Champions League, que en marzo estará en la antesala de los cuartos de final. Pero aun concretándose el regreso en esa fecha FIFA, nunca habrá estado tanto tiempo alejado de la Argentina. El almanaque contaría más de ocho meses desde el mazazo francés del 30 de junio pasado en la rusa ciudad de Kazán. No hay registros de un impasse tan extenso. Habrían transcurrido 261 días. Pueden ser más, claro. Puede reaparecer recién en la Copa América de Brasil, a partir del 14 de junio del año próximo.
Todos esperan su vuelta
Los futbolistas de la renovación claman por su vuelta. Solo por él, por nadie más piden. Ni por Di María, ni por Higuaín, ni por Banega, ni por Rojo. Quizá Sergio Agüero podría integrarse al nuevo grupo. Y Romero, que ya está con ellos, si acepta un espacio con menos protagonismo que antes. Atención, quizá sea la semilla de un nuevo problema: el poder confunde, tanto como creerse los dueños de la selección. Ayer y hoy. Tarea para Scaloni. Y para Messi, si vuelve, porque con él la atmósfera cambia. Messi condiciona con su presencia, no necesita dar órdenes para que de todos modos cambie la dinámica del lugar.
«Tener al mejor del mundo es una posibilidad más de que te vaya bien. Todos queremos que esté. Ahora es el tiempo de que pueda terminar de masticar la bronca de lo que pasó en el Mundial y no tengo dudas de que va a seguir. No hablé con él porque todavía no es el tiempo, pero sé lo que siente por esta camiseta», sentenció Claudio Tapia, presidente de la AFA. Él, que se jacta de ser su amigo, tampoco ha tenido un fluido contacto en los últimos meses. Su gestión necesita que Messi salga del reposo.
Messi ya se perdió seis cotejos: Guatemala, Colombia, Irak, Brasil, y los dos con la selección mexicana. A diferencia de aquella renuncia tras caer por penales en la final de la Copa América 2016, esta decisión no obedeció a un impulso. Desde el círculo cercano al jugador, cuentan que tomar una determinación al respecto no aparece en sus charlas cotidianas. «No dependerá de la coyuntura del fútbol argentino ni de la elección del próximo DT. Si Leo esperara las condiciones ideales para jugar en la selección, nunca hubiese llegado a 128 partidos», le describieron a La Nación. «Será una decisión íntima, en función de sus sensaciones, nostalgia, deseo, entusiasmo…, pero exclusivamente pasará por él», agregaron. Por primera vez desde que se vieron en Budapest, en 2005, Messi y la selección están distanciados como nunca. Messi abrió un compás de espera sin fecha de vencimiento. Y no tiene ningún apuro.