La Bundesliga alemana se convirtió este sábado, sin público en la grada y con un estricto protocolo sanitario, en la primera gran liga europea en reanudarse con cuatro partidos de la segunda división, tras el parón provocado por el nuevo coronavirus, que detuvo el deporte mundial a mediados de marzo.
El extraño ambiente de los estadios era extraño en Karlsruhe, Regensburg, Bochum y Aue dio detalles de lo que vivirán las estrellas de la Bundesliga este fin de semana, con la impresión de ver partidos de equipos juveniles.
Sin ceremonia ni música, los equipos entraron por separado en la cancha. No hubo saludos entre los jugadores, ni niños acompañándoles, como tampoco ninguna subida de adrenalina sonora cuando llegó el primer tanto, anotado por el surcoreano del Kiel Jae-Sung Lee, en la visita al Regensburg, tras tres minutos de juego.
En los banquillos, los sustitutos portan mascarillas y están sentados con dos metros de separación entre ellos. Los telespectadores, en cambio, pueden escuchar las órdenes y los gritos de los entrenadores.
Uno de los partidos de la segunda categoría que tenía que disputarse este sábado, entre el Hanover y el Dresde ya tuvo que ser aplazado después de que todo el plantel del equipo visitante haya sido puesto en cuarentena tras descubrirse dos casos positivos al covid-19.
En Dortmund, donde se disputará este sábado el siempre apasionado Derbi del Ruhr, entre el Borussia y el Schalke, el ambiente de la ciudad no tiene nada que ver con el habitual en un día de partido, constató un periodista de la AFP.
Varias furgonetas de la policía se ubicaron sobre todo en las afueras de la estación de tren, para evitar la concentración de aficionados. La policía hizo un llamado para instar a los hinchas a quedarse en casa.
«Más vale partidos a puerta cerrada para frenar la progresión de la epidemia que una catástrofe sanitaria», admitió Nicole Bartelt, de 44 años y aficionada del Dortmund, reconocible por vestir la camiseta del BVB, que verá el partido de su equipo en casa de unos amigos, respetando las medidas de distanciamiento que exigen las autoridades.
Las 3:30 pm es la hora fijada para que el balón vuelva a rodar en los estadios de la primera alemana, dando arranque a la 26ª jornada, con cinco partidos, aunque el líder Bayern Múnich no jugará contra el Unión Berlín hasta el domingo.
Espejo para otros campeonatos
Pionera en Europa entre los grandes campeonatos, sobre la Bundesliga recae la responsabilidad de mostrar el camino: el éxito o fracaso de su intento de retomar y terminar la competición puede ser determinante para los planes de otros países.
Si consigue disputar las nueve jornadas que le quedan para el final, Alemania habrá demostrado al mundo que el deporte profesional de primera línea puede sobrevivir al covid-19, pero una nueva interrupción antes del final lanzaría un mensaje muy negativo.
Los jugadores y miembros del cuerpo técnico se someten a test regulares y han tenido que estar concentrados y aislados toda esta semana.
Dos entrenadores de clubes de la primera división alemana no podrán vivir en el banquillo este fin de semana de regreso de la Bundesliga por haber violado esa cuarentena.
Se trata de Heiko Herrlich (Augsburgo), que salió del hotel para comprar pasta de dientes y una crema dermatológica, y Urs Fischer (Unión Berlín), que abandonó voluntariamente la concentración por el fallecimiento de un familiar.
«El mundo entero nos mira»
«El mundo entero nos mira», constató el viernes el entrenador del Bayern de Múnich, Hansi Flick. «Puede ser una señal para todas las demás ligas y puede permitir al deporte regresar en todas partes», apuntó.
Especialmente atentos a lo que ocurra en la Bundesliga estarán España, Inglaterra e Italia, las tres principales ligas que desean poder retomar sus campeonatos, aunque todavía necesitan la autorización de sus gobiernos. Otros, como Francia, Holanda o Bélgica, ya han renunciado a reanudar sus ligas de manera definitiva.
El regreso del fútbol «es una buena señal», destacó este sábado el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin. «No sólo es fútbol. La gente está deprimida por el confinamiento y la incertidumbre. El fútbol trae una cierta normalidad y energía positiva. Hace más fácil quedarse en casa cuando puedes ver deporte» por televisión, declaró al canal BeIn Sport.
Pero en Alemania, una mayoría de la opinión pública no es favorable a esta reanudación del campeonato: 56% de las personas preguntadas al respecto en un sondeo esta semana se mostraba en contra.
«Tenemos una responsabilidad gigantesca», reconoció el viernes el presidente del Borussia Dortmund, Hans-Joachim Watzke.
Su equipo está segundo en la clasificación a cuatro puntos del líder Bayern e intentará evitar un octavo título consecutivo del club bávaro.
Pero el principal objetivo para los responsables del fútbol alemán es acabar el campeonato el 27 de junio, aunque una prolongación en julio no está descartada si el coronavirus vuelve a alterar los planes previstos.
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