El Bayern Múnich (2º) empató 2-2 en el Allianz Arena con el Wolfsburgo (11º), este viernes en el arranque de la sexta jornada de la Bundesliga, confirmando que este curso el vigente campeón no tiene la regularidad del equipo que dominó el fútbol alemán los últimos cinco años.
Después del 4-0 ante el Maguncia el sábado y el triunfo 3-0 como visitante el martes frente al Schalke, parecía que el equipo dirigido por Carlo Ancelotti había recuperado sensaciones. Pero este viernes volvió a ofrecer su peor cara, como en la derrota 2-0 ante el Hoffenheim el 9 de septiembre.
Adelantaron a los bávaros el polaco Robert Lewandowski (33, de penal) y el holandés Arjen Robben (42), en un tiro que tocó en el brasileño Rafinha antes de entrar. Pero el Wolfsburgo, tímido en la primera parte, dio un pase adelante en la segunda para igualar gracias a Maximilian Arnold (56), con un potente disparo de falta, y Daniel Didavi (83), que marcó con un cabezazo cruzado.
A pesar de que el disparo de Arnold fue potente, extrañó el gesto del arquero Sven Ulreich, sustituto del lesionado Manuel Neuer -de baja hasta enero-, al intentar atajar el balón con una mano. Más tarde Didavi mandó callar a un Allianz Arena que antes había visto a sus jugadores dejar al Wolfsburgo vivo.
Con 2-0 a favor, en lo que en otras temporadas hubiera sido un martillo en la segunda parte, en esta ocasión fue un equipo vulnerable, que malogró varias ocasiones por la falta de entendimiento de sus atacantes. Tras el empate 2-2, en la recta final entraron el colombiano James Rodríguez y el francés Kingsley Coman. Aceleraron el juego local, pero fueron incapaces de fabricar el gol decisivo.
«El Wolfsburgo no ganó un punto, lo perdimos nosotros. Tras el descanso tuvimos dos o tres grandes ocasiones que nos hubieran dado el partido, pero les dejamos espacios, justo lo que no queríamos hacer», señaló el atacante local Thomas Muller.