Tres paradas fundamentales de Andrés Fernández, un gol de Roberto Soriano al minuto 81 y la eficacia del Villarreal, superviviente casi todo el duelo y ganador al final, provocaron un frenazo inesperado del Atlético de Madrid, mejor todo el duelo, ambicioso, insistente, sin gol y sin puntos este martes.
Una derrota imprevisible. El Atlético propuso y atacó, el Villarreal defendió. Todo dentro de las previsiones, muy similares al partido de hace una temporada en el mismo escenario, con 0-0 entonces, con 0-1 este martes, pero con diferencias sustanciales: el equipo rojiblanco hoy creó ocasiones de sobra para haber ganado.
Desde ese ejemplo construyó su planteamiento el Villarreal, desde ese precedente salió avisado el Atlético, que ha entrado en el tramo decisivo del curso con toda la determinación del mundo. Desde la convicción que dan los resultados, se ha rearmado en todo, en cada sector, sea cual sea la idea del partido y sea cual sea el rival.
Lo traslada al campo, cuando lo contempla desde una prioridad defensiva o cuando debe asumir la responsabilidad con el balón, como este martes, cuando se encontró el Villarreal compacto que preveía, pero lo abordó con las ideas muy claras: fino, preciso y veloz con la pelota; concentrado, intenso y riguroso sin ella. Le faltó gol.
Porque sí le dio para borrar casi todo el partido al Villarreal, intrascendente en el otro área hasta el minuto 68, pero no para ponerse en ventaja ni en el primer tiempo ni en el segundo. Ni siquiera para sumar algún punto en un duelo en el que siempre apuntó al triunfo, hasta los instantes finales, hasta el mazazo del 0-1.
No consiguió el gol por una cuestión de centímetros, de puntería, por momentos y fundamentalmente por el portero Andrés Fernández, el mejor de largo de su equipo, con tres paradas de mérito, sin las que su equipo no habría sumado el triunfo que después encontró, casi de repente, sin esperarlo, con el tanto en el minuto 81 de Soriano.
Hasta ahí llegó vivo por su guardameta, salvador en el primer tiempo al derechazo que soltó Ángel Correa, la novedad del once de Simeone junto a Nico Gaitán; y a un duelo individual con Antoine Griezmann. Hubo más oportunidades del Atlético. Todas terminaron muy cerca, pero fuera en un primer tiempo de claro color rojiblanco.
Y sin una sola ocasión del Villarreal. A Jan Oblak se le vio poco en la primera parte, apenas para despejar de puños un córner en 45 minutos. Pero el resultado, el 0-0 al descanso, era más lo que buscó el club visitante que lo que propuso y mereció el Atlético, de vuelta a la tarea, ambicioso, potente, pero sin gol, sin puntos.
Una vez más por Andrés Fernández, cuyos reflejos dejaron en ocasión fallida la oportunidad con pinta de gol que tuvo ante él Gaitán, reemplazado después por Yannick Carrasco, como también lo fue Ángel Correa por Kevin Gameiro. Era el minuto 55. Un plus más para la ofensiva del Atlético contra la resistencia del Villarreal.
Después perdió a Carrasco, lesionado en un hombro en el minuto 71 y sustituido por Fernando Torres; decayeron un rato sus ocasiones y crecieron los riesgos, primero con un susto en su área y después con una derrota inesperada, ejecutada por Soriano en el minuto 81 a pase de Bakambú ante la incredulidad del equipo y la afición local (0-1).