La Federación Saudita de Fútbol aseguró que apoya la decisión del Al Ittihad, el equipo de Karim Benzema, que se negó a jugar el partido de la Liga de Campeones asiática contra el Sepahan iraní. La decisión se tomó por la presencia en el estadio de un busto del general Qasem Soleimaní, asesinado por Estados Unidos en 2020. Se le considera un terrorista por los sauditas.
«La federación saudita afirma que apoya completamente al club Al Ittihad y la adopción de todas las vías legales para preservar los derechos» del equipo, dijo la federación.
La entidad, que secunda adoptar «todas las medidas legales», señaló que «aprecia el interés de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) para que el partido tenga lugar en circunstancias oportunas», sin mencionar nada sobre los motivos de la retirada del Al Ittihad.
El club saudita aclaró en un comunicado que «a su llegada el lunes 2 de octubre al estadio, el inspector de la AFC les comunicó que el partido no tendría lugar en la fecha prevista. El equipo podía abandonar el estadio. Posteriormente, la delegación del club abandonó el estadio camino del aeropuerto», sin dar más detalles.
Los jugadores del equipo de Benzema ni siquiera llegaron a entrar en el estadio Naghsh-e Jahan de la ciudad iraní de Isfahan, donde esperaban unos 60.000 espectadores, informaron medios iraníes.
Tras más de 30 minutos de retraso, el árbitro decidió cancelar el encuentro, debido a “circunstancias inesperadas”, según explicó la Confederación Asiática de Fútbol (AFC).
La estatua de Soleimaní
Medios iraníes señalaron la presencia de una estatua de Qasem Soleimaní, exgeneral al frente de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, asesinado por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, como motivo por el cual el club no quiso jugar un partido que podría considerar politizado.
Soleimaní es visto como héroe nacional en Irán por su destacado rol en las operaciones contra Estados Unidos, además de haber ayudado a las milicias chiíes en Irak. Sobre todo se destacó en la lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI), y a los rebeldes chiíes hutíes en el Yemen.
Precisamente, Arabia Saudita se enfrenta desde 2015 contra los hutíes en el Yemen, lo que ha provocado que el país sufra una de las peores tragedias humanitarias en el planeta.
Tanto Occidente como la gran mayoría de los países del golfo, entre ellos Arabia Saudita, consideraban a Soleimaní como un «terrorista» y una figura que provocaba la inestabilidad en la región.
Irán y Arabia Saudita acordaron en marzo la normalización de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016 tras los ataques sufridos en sus sedes diplomáticas a raíz de la ejecución en el reino árabe de un importante clérigo chií.
Los partidos de la Liga de Campeones asiática de este año contribuían al acercamiento entre los dos rivales históricos. Así se vio a mediados de septiembre, cuando el Al Nassr de Cristiano Ronaldo jugó en Teherán contra el Persépolis y despertó una locura entre los aficionados.
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