La reciente conmemoración del 26° aniversario de las muertes del piloto Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, en el Gran Premio de San Marino de 1994, también evidenció el gigantesco avance en materia de seguridad que ofrece la Fórmula 1, que no registra accidentes fatales en un autódromo desde aquel fin de semana en el circuito de Imola.
Desde entonces, solamente se apagó la vida del joven y talentoso Jules Bianchi (Marussia), después de despistarse y embestir una grúa de rescate en el trazado de Suzuka, en el GP de Japón, el 5 de octubre de 2014; el francés, de 25 años de edad, murió tras permanecer nueve meses en coma.
El automovilismo, el deporte motor en general, es una actividad de riesgo, a pesar de las continuas e innovadoras medidas que se incorporaron para proteger a los pilotos desde el nacimiento de la F 1, hace 70 años.
Pilotos compiten con seguridad diferente
La seguridad con la que contaba Giuseppe Farina, el primer vencedor que tuvo el Gran Circo, en Silverstone, y la que resguarda a Lewis Hamilton, último ganador en el GP de Abu Dhabi, episodio con el que terminó la temporada 2019, están en dimensiones significativamente diferentes y los pilotos y ex competidores cada tanto se encargan de reavivar la polémica sobre las dificultades que conllevaba manejar en los escenarios y décadas por las que deambuló la Fórmula 1.
El italiano Bruno Giacomelli (participó en 69 Grandes Premios entre 1977 y 1983) disparó una frase polémica. Si bien es cierto que por estas horas la problemática de la máxima categoría es descubrir los mecanismos para poner en marcha el calendario 2020, antes de que los equipos denominados pequeños se desplomen frente a la crisis económica a la que los arrastró el brote mundial del covid-19, la frase de Giacomelli impactó porque le apuntó a uno de los mejores pilotos del momento: el holandés Max Verstappen.
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El accidente mortal de Gilles Villeneuve: 1982
«Si miramos los resultados, Michael Schumacher ganó siete campeonatos mundiales y Juan Manuel Fangio, cinco. Pero Fangio lo hizo con diferentes autos y en una época en la que la gente moría, ¿me entienden? ¿Saben lo que quiere decir morir? Quiere decir que Max Verstappen, si hubiera manejado los autos de la década del 80 que manejé yo, habría muerto cuatro veces», apuntó el lombardo, de 67 años de edad, en una entrevista con el sitio especializado Motorsports.com.
Con su controvertido punto de vista, Giacomelli castigó a una de las mejores y explosivas apariciones que tuvo la F 1 en el último lustro.
¿Quién era Giacomelli? Condujo para McLaren, Alfa Romeo y Toleman y su mejor actuación fue el tercer puesto que logró en el Gran Premio de Las Vegas, en 1981, la tarde en que el brasileño Nelson Piquet (Brabham) rompió con el sueño de campeón de Carlos Reutemann (Williams). Tuvo 42 abandonos, la F1, la mitad entre toques, despistes, trompos y accidentes.
Algunos accidentes de Verstappen
El ex piloto italiano puntualizó sobre la seguidilla de accidentes que protagonizó MadMax en pruebas, clasificaciones y carreras en 2018, temporada en la que el holandés hasta advirtió a los medios acerca del hartazgo que le producían las preguntas sobre su estilo de manejo.
«¿La causa de mis accidentes? No lo sé, estoy cansado de esas preguntas. Creo que dos fueron culpa mía, aunque tuve tres en Mónaco, en 2016. No creo que sea tan dramático como se está haciendo ver«, respondió Verstappen, a mitad del calendario, en Canadá.
Esa confianza y poco temor al peligro es la enorme diferencia que Giacomelli encuentra entre los pilotos de su época y los actuales.
«Miedo a manejar un F 1 nunca tuve, los pilotos siempre queremos tener el control de la situación. Y en un accidente lo primero que se piensa es en no tener daños: aferrarse al volante y estar rígido ante el impacto. Ese era el único momento de miedo, pero ahora da igual», concluyó el italiano.
Los accidentes mortales en la era Giacomelli
En la era Giacomelli en la Fórmula 1, cinco fueron los pilotos que murieron por accidentes en las pistas, sea en carreras, clasificaciones o ensayos.
El primero, en 1977, fue el británico Tom Pryce, durante el Gran Premio de Sudáfrica, en Kyalami. Conducía un Shadow y en una de las vueltas el auto de Arturo Merzario tuvo un principio de incendio. Desesperado, un auxiliar del circuito cruzó por el medio de la pista con un extinguidor y Pryce lo arrolló.
Sin embargo, el episodio no terminó ahí: el matafuegos que llevaba el asistente impactó en la cabeza del piloto británico, que perdió el control del Shadow, siguió unos metros más y dio contra el Ligier del francés Jacques Laffite. Pryce también perdió la vida.
Al año siguiente, en el Gran Premio de Italia, le tocó al sueco Ronnie Peterson, de 34 años de edad, en una largada dramática en Monza. Un accidente múltiple de 11 autos derivó en el incendio del Lotus de Peterson, que sufrió múltiples fracturas en ambas piernas y falleció horas después en el hospital, durante una intervención quirúrgica.
En ese episodio, el italiano Vittorio Brambilla se salvó de milagro. Perdió el conocimiento cuando un neumático desprendido de otra máquina impactó en su cabeza. Estuvo en coma.
En 1980, fue el francés Patrick Depailler murió en un accidente en el circuito de Hockenheim cuando estrelló su Alfa Romeo en una sesión de entrenamientos. Tenía 35 años de edad.
La muerte de Paletti: 1982
Ya en 1982, durante la clasificación del Gran Premio de Bélgica, en Zolder, el canadiense Gilles Villeneuve, de 32 años de edad, no advirtió que el auto del alemán Jochen Mass transitaba a menor velocidad y en una curva se lo llevó por delante. El efecto en su Ferrari fue devastador: se elevó y empezó a dar trompos.
Villeneuve, padre de Jacques, también piloto de la categoría, salió despedido y terminó contra un alambrado de protección, ya sin vida.
Cuando perduraba la sensibilidad por el tremendo accidente de Villeneuve, al mes siguiente, en el Gran Premio de Canadá, ocurrió otro deceso: el del italiano Ricardo Paletti, a bordo de un Osella.
Paletti tenía 23 años de edad y el hecho fue en la largada. El francés Didier Pironi había logrado la pole, pero su Ferrari se quedó clavada en la grilla de partida.
La mayoría de los pilotos lo esquivó, pero Paletti no pudo y se incrustó en la parte trasera de la Ferrari. Se presume que las heridas fueron mortales, pero el desenlace fue todavía más lúgubre: mientras intentaban sacarlo del Osella, por un cortocircuito el auto se incendió.
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