Vestida como Tintín pero sin aventurarse demasiado, Bélgica aseguró el miércoles en Stuttgart el pase a octavos como segunda del igualado Grupo E, luego de empate 0-0 contra Ucrania, que queda eliminada de la Eurocopa-2024.
Los Diablos Rojos, que volvieron a acusar su falta de gol, se medirán en octavos de final con Francia el lunes primero de julio en Düsseldorf (16h00 GMT).
Tras la tercera y última jornada, los cuatro equipos de la llave terminaron empatados a cuatro puntos pero el mayor número de goles marcados dejó a Rumania como líder y a Bélgica como segunda.
Eslovaquia, con peor diferencia de goles que los belgas, aseguró el pase desde la tercera posición y Ucrania, pese a contar con 4 puntos, queda eliminada como cuarta clasificada.
Pese a su reacción contra Eslovaquia (victoria 2-1) y a haber dado la cara contra Bélgica, la goleada en el primer partido 3-0 contra Rumania ha resultado letal para las opciones de los ucranianos.
Lejos de celebrar el resultado, los aficionados de Bélgica abuchearon con fuerza a sus jugadores tras el pitido final, por la falta de agresividad y gol que acusan los hombres de Domenico Tedesco desde el inicio del torneo.
«La paz tiene un precio»
Sin Mykhaylo Mudryk, Andriy Lunin ni Oleksandr Zinchenko en el once de partida, los once titulares ucranianos saltaron al césped con una bandera de su país sobre los hombros, que mantuvieron durante los himnos. Un gesto en recuerdo a la invasión de Rusia que han realizado también en sus dos últimos partidos.
En el minuto 6 del encuentro, el fondo de aficionados ucranianos desplegó una lona con el rostro de un soldado ucraniano, compuesto con el retrato de otros 182 hinchas de clubes ucranianos fallecidos durante la guerra.
«La paz tiene un precio. Desde febrero de 2022, miles de aficionados del fútbol han muerto durante la guerra», se leía en una pancarta que acompañaba al retrato de Nazariy Hryntsevich, fallecido en el frente en mayo a los 21 años de edad.
El mismo fondo volvió a tener protagonismo minutos más tarde pero por otro motivo, cuando Kevin de Bruyne (33) se quejó al árbitro de un puntero láser apuntando su rostro, en un libre directo con el que buscó sorprender.
La situación se repitió (41) y el estadio tuvo que recordar por megafonía la prohibición de utilizar este tipo de objeto y el daño que puede ocasionar a la vista de un futbolista.
Falta de agresividad
Con una segunda equipación con colores y estética en homenaje a Tintín, los belgas no demostraron el sentido de la aventura del emblemático personaje de cómic de Hergé. Cayeron en el conformismo, mostrando poca agresividad y sin efectividad.
Más allá del intento del capitán belga, la primera parte tuvo llegadas al área para ambos equipos pero sin que estas terminasen en disparos a portería.
Si lo hizo Romelu Lukaku, criticado por la falta de precisión a lo largo del torneo, y que no pudo resolver un cara a cara atajado por Anatoliy Trubin (7).
Volvió a intentarlo en la segunda mitad, aunque de nuevo el guardameta ucraniano le ganó el duelo (65). Trubin, con los guantes de Ucrania desde que Lunin quedara señalado por la goleada contra Rumania, salvó también un gol de Yannick Carrasco (73).
Más tímidamente, tras haber estado concentrada en un plan ultradefensivo, Ucrania buscó el gol en los minutos finales, con disparo al lateral de la red de Artem Dovbyk (75) y con un intento directo desde el saque de esquina de Ruslan Malinovskyi, despejado por Koen Casteels (83).
El empate dejó desolados a los ucranianos, pero en el lado belga las caras también eran largas por el juego plano antes de un primer desafío a vida o muerte contra la temible Francia.