Las alturas de los departamentos de bateo eran el hábitat de Eugenio Suárez, antesalista de los Rojos de Cincinnati, en el primer mes de la temporada. En el prolífico lapso, su promedio de bateo llegó a estar en .327 y su OBP en 1.008. Como ocurre con la gravedad, en el beisbol todo lo que sube debe bajar en algún punto. El venezolano entró en un slump del 9 al 17 de mayo, y solo exhibió .133 de average y .354 de OPS, sin jonrones.
Pero Suárez hizo lo que la mayoría de los bateadores exitosos y los pilotos de aviones hacen: se ajusta para evitar estrellarse por un bajón estrepitoso.
“Observé lo que hice al principio de la campaña y estudié todo de nuevo: mi rutina y mi proceso mental en el juego”, le dijo el tercera base a MLB.com. “Cuando estás en problemas es algo más mental que mecánico. Sabía que no era mi swing. Comienzas a pensar sobre cómo te lanzan e intentas encontrar algo allí, pero estás equivocado. Preferí quedarme con mi ajuste y enfoque, y los resultados se ven en el juego”.
Después de sufrir la exigüidad de batazos, Suárez dejó un promedio de .364, OPS de 1.308 y tres jonrones en los siete encuentros del 18 al 24 de mayo.