Rosalbo Verastegui, entrenador de la selección nacional de natación y del Club Centro de Natación Caracas, habló esta semana sobre las acusaciones en su contra que realizó la joven Geisy Natalia Lozano Domínguez, de 25 años de edad, que fue miembro de la selección nacional de waterpolo.
Lozano denunció en una carta a la opinión pública que durante el tiempo que perteneció al club, entre los años 2000 y 2012, fue víctima de abusos psicológicos, físicos y sexuales por parte de Verastegui.
«Los señalamientos que la ciudadana Geisy Natalia Lozano Domínguez formuló a través de una carta dirigida a la opinión pública en las redes sociales en cuanto a un supuesto delito de abuso sexual que involucra al docente, son falsas de toda falsedad», señaló una misiva enviada a El Nacional por el abogado del entrenador, Alejandro Matos.
Verastegui, que también prestó servicios como educador en Fe y Alegría durante 30 años, indicó que la joven lo «expuso al escarnio público, a la vez que le causó un incalculable daño moral en lo personal, familiar y profesional».
Ante esta situación «procederá ante los organismos jurisdiccionales competentes a fin de que se aplique todo el peso de la ley a la referida ciudadana, toda vez que supone que el medio que utilizó para semejante barbarie vulnera el derecho que le otorgan las leyes para la formulación de una denuncia de tal gravedad».
El representante legal de Verastegui confirmó a El Nacional que esta semana presentaron ante el Ministerio Público una denuncia formal en contra de Lozano para que se realicen todas las investigaciones pertinentes en el caso.
Señalamientos de abusos
En la carta pública que se dio a conocer el pasado 29 de diciembre, Lozano relató que llegó al club con tan solo 4 años de edad. “El señor antes nombrado conocía a mi familia desde un par de años atrás ya que mi hermano ya asistía a clases de natación”, dijo.
Aseguró que se hizo más cercano a su familia con la intención de ayudarlos económicamente y con recursos, pues sus padres no se daban abasto con los gastos de los materiales de entrenamiento y los viajes de competencia, debido a lo costoso que eran.
«En mi caso los abusos comenzaron cuando tenía alrededor de 6 años cuando me llevaba a su casa ubicada en el barrio de Antímano. En la misma procedía a desnudarme y llevarme al baño con la excusa de que me bañaría, por lo tanto, tocaba todas mis partes», explicó.
Lozano continuó señaló que los abusos no solo fueron físicos: “Al vivir conmigo era consciente de mi mala comunicación con mis padres, del cual se aprovechaba para decirme que mis padres no me querían, que yo solo contaba con él y que no tenía a nadie más que se preocupara por mí, más que él”.
Indicó que los abusos pararon cuando cumplió 14 años y se hizo más consciente de lo que sucedía. Finalmente, a los 16 años cortó las relaciones con el entrenador, tras cambiarse a otro deporte.
“Llamo a la sociedad y a los encargados de realizar justicia para que tomen medidas y así evitar que estos abusos sigan pasando, que estén atentos a las actitudes de los niños y tomen el tiempo de escucharlos y preguntarles qué sucede”, concluyó.