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Emoción y goles, ¿suficiente para la Champions frente a la Superliga?

por Avatar AFP

Con 32 goles marcados en el conjunto de los partidos de cuartos de final para batir un récord anotador que estuvo en pie veinte años, los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa han reforzado la imagen del torneo frente al proyecto competidor de la Superliga.

En la campaña 2003-2004, los cuartos habían sido los más anotadores de la historia con 30 goles. Entonces el Oporto superó 4-2 al Lyon en el global de la eliminatoria, el Deportivo La Coruña al AC Milan (5-4 en el global), Mónaco se clasificó por marcar más dianas fuera de casa ante el Real Madrid (tras 5-5 entre los dos partidos) y el Chelsea venció al Arsenal (3-2 en el acumulado de los dos asaltos).

Esta temporada, fueron los partidos de ida de la pasada semana los que resultaron especialmente prolíficos, pero la enorme emoción que tuvieron los choques de vuelta entre martes y miércoles dan brillo a la Liga de Campeones en un momento en el que el proyecto de la Superliga volvió a salir a la superficie hace unos meses.

Aquel plan de crear una Superliga competidora de la actual Liga de Campeones hizo temblar los cimientos del fútbol europeo sobre todo en abril de 2021.

Doce clubes daban impulso al plan, pero pronto todo se desplomó como un castillo de naipes, especialmente por la frontal oposición de los hinchas de los clubes ingleses y por las amenazas de represalias por parte de UEFA y FIFA. La mayoría de clubes ‘fundadores’ se apearon del tren en marcha.

En diciembre, una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (CJUE) dio oxígeno a los defensores de esa Superliga, que todavía intenta buscar un camino a pesar de las dificultades.

Nuevas estrellas

La primera fórmula anunciada por la Superliga reservaba a los doce clubes creadores un billete permanente. La organización A22, que defiende el proyecto, cambió el proyecto y ahora habla de una competición más abierta, con 64 clubes repartidos en tres ligas.

Los defensores de la actual Liga de Campeones han ganado unos cuantos argumentos en estos cuartos de final.

La Champions de la UEFA es por ahora el único torneo donde los mejores clubes de Europa se miden entre sí, hasta el punto de que la mayoría lo considera el objetivo número 1 de su temporada, por encima de sus campeonatos nacionales.

Cada temporada permite asistir a pulsos entre grandes, como ocurrió estas dos últimas semanas con el Manchester City-Real Madrid o el Barcelona-París Saint Germain.

Ya no están en la competición estrellas que la iluminaron en ediciones recientes como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o Neymar, que buscaron nuevos horizontes en Arabia Saudita y Estados Unidos, pero nombres como Vinicius Jr, Kylian Mbappé, Jude Bellingham, Erling Haaland o Kevin De Bruyne aseguraron la cuota de ‘glamour’ necesaria.

Los 32 goles en el total de ocho partidos dan una media de cuatro dianas por partido. La eliminatoria entre Barça y PSG, que los franceses se llevaron, fue la más prolífica con diez tantos entre el partido de ida en el Parque de los Príncipes y el de vuelta en el Olímpico de Montjuic.

Y cuando los atacantes han estado menos acertados ante el arco rival, el espectáculo táctico ha compensado, como ocurrió en el duelo de vuelta entre Manchester City y Real Madrid (1-1), donde el equipo español resistió y se impuso luego en la tanda de penales (4-3).

El formato de la competición con partidos de ida y vuelta a eliminación directa reserva habitualmente giros de guion inesperados, algo que la Superliga no permitiría tan fácilmente.

 Escenarios imprevisibles en la Champions

La presencia del Borussia Dortmund en semifinales es la sorpresa de esta edición. Pero en temporadas anteriores otras formaciones con las que inicialmente no se contaba mucho también llegaron lejos en el torneo.

La Champions League tiene esa característica de permitir los duelos entre los equipos ‘clásicos’ (los que habitualmente están siempre peleando por lo máximo) y otros cuyo éxito resulta más puntual.

Solo un equipo, el Real Madrid, ha sido capaz de revalidar su corona en el máximo torneo europeo en lo que va de siglo, con sus títulos encadenados de 2016, 2017 y 2018. El Manchester City aspiraba a ello este curso pero quedó eliminado en unos cuartos de final memorables.