En un Grand Slam aciago para numerosos cabezas de serie, la polaca Iga Swiatek, número uno del mundo, y la joven estadounidense Coco Gauff se sumaron este domingo a la larga lista de favoritos eliminados del Abierto de Australia.
La campeona vigente de Roland Garros y del Abierto de Estados Unidos se topó en octavos de final con la kazaja Elena Rybakina (N. 25), la última ganadora en Wimbledon, que se impuso sobriamente por 6-4, 6-4.
En un hecho inédito en la era Open iniciada en 1968, los dos principales cabezas de serie de ambos cuadros individuales están fuera en cuartos de final: Swiatek y la tunecina Ons Jabeur en mujeres, y el español Rafael Nadal y el noruego Casper Ruud en hombres.
Las sorpresas no terminaron ahí: la letona Jelena Ostapenko (N. 17) acabó con las esperanzas de alzar un Grand Slam de Coco Gauff (N. 7) por 7-5, 6-3 y pasó por primera vez desde 2018 a cuartos de final de un grande, donde se cruzará precisamente con Rybakina.
Favorita ahora como tercera sembrada, la estadounidense Jessica Pegula no falló y resolvió en dos sets ante la checa Barbora Krejcikova (7-5, 6-2).
Swiatek: Sentí la presión
Fuerte en el saque y valiente en los golpes, Rybakina fue letal en los momentos decisivos, con un 100% de efectividad en las tres primeras pelotas de ruptura que dispuso, ante una Swiatek dubitativa en puntos claves.
«Tengo que trabajar en mi mentalidad y luchar más como hice la temporada pasada (…) Sentí la presión y sentí que no quería perder en vez de que quería ganar», afirmó la polaca.
Prueba de esta inseguridad, Swiatek perdió su primer saque tras disponer de una ventaja de 40-0 y en el resto posterior desaprovechó dos bolas de ruptura. Aunque consiguió igualar el encuentro 2-2, Rybakina respondió con un nuevo quiebre y cerró la manga con uno de sus seis saques directos.
En el segundo set desaprovechó nuevamente una ventaja de 3-0 y, después de salvar por primera vez dos puntos de break en contra, entregó el saque con una derecha fácil que se estrelló a la red.
«Fue un partido muy duro», dijo Rybakina en declaraciones en la pista. Pero «al final, en los momentos importantes he jugado muy bien y eso ha marcado la diferencia», agregó.
Clínica también en los instantes claves, Ostapenko, ganadora de Roland Garros en 2017, eliminó a Gauff (N. 7), que no había cedido un solo set en todo el torneo.
«Sabía que era una gran jugadora, súper joven y que está jugando realmente bien, pero yo no tenía nada que perder», dijo la letona.
Las lágrimas de Coco Gauff
La estadounidense de 18 años desplegó un buen juego e incluso consiguió un quiebre temprano, pero la letona se mostró especialmente inspirada y agresiva con poderosos golpes profundos o a la línea demoledores para Gauff, que terminó llorando en la rueda de prensa.
«Siento que hice todo lo que pude (…) He trabajado realmente duro y me sentía muy bien viniendo al torneo, y todavía me siento bien», afirmó.
«Es un poco frustrante de ese lado», agregó antes de romperse y pedir un pañuelo para secarse las lágrimas.
En hombres, el prometedor checo de 21 años, Jiri Lehecka (N. 71), se impuso en cuatro sets al sexto sembrado, el canadiense Felix Auger-Aliassime y espera rival del partido estelar de la jornada entre el griego Stefanos Tsitsipas y el peligroso italiano Jannik Sinner.
Además, el estadounidense Sebastian Korda avanzó por primera vez en su carrera a cuartos de final de un grande, manteniendo intacto el sueño de emular a su padre Petr, ganador en Melbourne en 1998 ante el chileno Marcelo Ríos.
Después de tumbar al finalista de las dos últimas ediciones, el ruso Daniil Medvedev, el espigado estadounidense de 22 años (N. 31) se impuso en el superdesempate del quinto set al polaco Hubert Hurkacz (N. 11) en una jornada negra para las aspiraciones del país eslavo.
Korda se enfrentará al ruso Karen Khachanov (N. 20), vencedor sobre Yoshihito Nishioka (N. 33) en un partido muy desigual en el que el nipón perdió los primeros 14 juegos (con solo dos puntos en el segundo set).
Cuando se cernía el fantasma de un triple 6-0 en Melbourne, el primero en un Grand Slam desde 1993, el nipón reaccionó y llevó el último set al tie-break.
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