Eliézer Alfonzo salió a practicar en el Estadio Alfonso «Chico» Carrasquel con una espléndida sonrisa dibujada en el rostro. Soltó el brazo, bromeó con sus compañeros y sacó varias pelotas de los confines del parque portocruzano durante la práctica de bateo.
Su rutina fue la misma a la de sus últimas 21 campañas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
La diferencia es que fue la última antes de decir adiós a los diamantes que le vieron brillar y sacar 138 cuadrangulares, cifra tope en el circuito, y sumar 504 remolcadas, un total que apenas ostentan otros tres peloteros: Robert Pérez (738), José Castillo (555) y Luis «Camaleón» García (533), miembro del Salón de la Fama.
«Me dijeron que aquí se retiró Antonio Armas (1991-1992), con un jonrón. Ojalá pueda hacer lo mismo que él», soltó el Matatán, que jugó sus primeras 15 temporadas con Caribes de Anzoátegui.
«Estoy con el uniforme con el que me vieron en el principio de mi carrera. Muy contento. No tengo más que pedirle más a la pelota, después de todos los logros que obtuve. Será en mi tierra natal en la que vaya», destacó Alfonzo, de 40 años de edad, quien jugó en las Grandes Ligas entre 2006 y 2011.
«Con esta son 22 temporadas de trabajo duro día a día. Es todo lo que uno puede pedir a Dios. Estuve fuera casi dos años por una lesión que tuve, pero estoy de vuelta en el terreno de juego, con la misma ilusión, pero con la certeza de irme», enfatizó el oriental, que también vistió los uniformes de Navegantes del Magallanes y Bravos de Margarita.
Una vez en su casa, disfrutando de sus logros en perspectiva, el recio bateador derecho espera dedicar tiempo de calidad a sus hijos Omar Eliézer y Eliézer Jr., prospectos de Piratas de Pittsburgh y Tigres de Detroit, pues desea que sus carreras en la pelota sean más exitosas que la suya.
«Mis hijos están en el país y estarán aquí para mi despedida. Quiero compartir un poco más con ellos. Enseñarles de beisbol, ya que mi padre no fue pelotero, sino chofer de autobuses, y quiero estar cerca de ellos en sus carreras», subrayó.
Alfonzo destacó que su exhibición de poder mientras ensayaba el swing solo fue una muestra.
«Estamos guardando la fuerza para el juego. Espero retirarme con uno de esos batazos que la afición está acostumbrada a ver, para que me recuerden de esa manera», dijo sonriente. «Quiero darle las gracias a los Bravos de Margarita que me dieron la oportunidad, la carta de libertad, y a la gerencia de Caribes que me dio el chance de estar aquí».
Alfonzo lució el número 50 en la espalda y fue alineado como designado y octavo en el orden por el piloto Jackson Melián.
«Siempre me respetaron mi número aquí y lo agradezco. Estoy pasando un rato muy agradable saludando a los muchachos, algunos son los mismos de cuando jugué aquí. Me dijeron que me quedara hasta enero, pero si sigo así ¿entonces cuándo me retiro?», indicó mientras se carcajeaba.
Poco antes de ir al clubhouse para cambiarse y ponerse el uniforme regular, Alfonzo reiteró que aspiraba a dar un buen espectáculo.
«Estoy listo para los cuatro turnos, pero todo dependerá del mánager. Espero que el equipo gane, ayudar y después la celebración”.
Fuente: Eduardo Acosta | Prensa LVBP