El calendario del ciclismo internacional quedó en el aire después de la decisión de la UCI de aplazar todas las carreras hasta el 1° de junio. Sin primavera, las tres grandes miran con inquietud su futuro: El Tour resiste la tormenta del coronavirus, el Giro pide fecha y la Vuelta mantiene los planes.
Todas las miradas se centran en el Tour, que se resiste a los datos demoledores de la pandemia y se ciñe, de momento, a las fechas previstas: del 27 de junio al 19 de julio. A mediados de mayo tomará la decisión, asegura su director, Christian Preudhomme. Pero deja claro que el Tour sin público, como propone el gobierno francés, no se va a celebrar.
Solo las dos guerras mundiales lograron detener la ronda gala y ahora el coronavirus la tiene contra las cuerdas, pero la «grande boucle» aguanta el chaparrón. Son muchas las voces en contra de mantener el Tour a toda costa. Bernard Hinault, símbolo de la prueba con cinco triunfos, lo resume claramente.
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No tiene sentido hacer el Tour sin público
«Ahora mismo lo veo muy difícil; creo que tendría que desaparecer la enfermedad en todo el mundo para que pueda disputarse. Si hay Tour, la gente va a querer ir a verlo y se dirán: ‘si pueden ir los ciclistas, nosotros también’. No tiene sentido querer hacerlo sin público», declaró.
Las carreras han caído por efecto dominó desde que finalizó la última prueba que se pudo disputar la París Niza. Las clásicas de primavera con sus monumentos se esfumaron, la Volta, la Itzulia, el Dauphiné, Vuelta a Suiza, el Giro… Todas ellas esperan una posible reubicación en el calendario, si lo permite el virus. Y ahí viene el problema.
La UCI, de acuerdo con los organizadores, equipos y corredores, zanjaron el debate hasta el 1° de junio. Mientras, cada uno se busca la vida. El Giro lanza la onda de amoldar fechas y mira a la Vuelta, insinuando una prueba de menos de tres semanas. Pero la Vuelta haba de salvaguardar el Tour y de no recortar los días de competencia de la ronda nacional.
Una carrera indispensable para ciclismo
«Todos apoyamos que se dispute el Tour, una carrera indispensable para el ciclismo. Será difícil componer un nuevo calendario, pero tenemos que ser generosos», asegura el director de la Vuelta, Javier Guillén, quien trabaja con su equipos «para que se haga como está previsto».
De recortar la competencia no quiere ni oír hablar el responsable de la Vuelta. «Tenemos el recorrido cerrado y los días son los que son, no vislumbramos una carrera con menos de 21 etapas».
Alberto Contador, único ciclista español ganador de las tres grandes, incluidas tres Vueltas, entiende la posibilidad de aplazar el Tour, «por lo que debería ir pensando en un plan B, C o D».
«Mentiría si dijera que no estamos trabajando en otra hipótesis», explica Christian Prudhomme, director del Tour, quien defenderá las fechas del 27 de junio al 19 de julio hasta que el coronavirus aconseje lo contrario.
Lo más importante es luchar contra el coronavirus
No obstante, Prudhomme comparte que «lo más importante con diferencia es la lucha contra la pandemia. Nos adaptaremos de acuerdo con la situación de salud en el país».
El aspecto que descarta el Tour de antemano es que el Tour se dispute sin público, idea que choca con las propuestas que llegan desde el gobierno francés, que deja la puerta abierta a la posibilidad de «un Tour sin espectadores».
El ex ministro de Deportes y ex deportista olímpico de judo, David Douillet, consideró «una locura» el mantenimiento del Tour de Francia en sus fechas actuales, del 27 de junio al 19 de julio, a causa de la epidemia del coronavirus.
Para el debate en las reuniones que tiene prevista la UCI con los diferentes estamentos del ciclismo, la opción de recortar los recorridos de las grandes, aspecto que choca con organizadores, equipos y la mayoría de corredores.
El virus marca la pauta
Alberto Contador no tiene dudas al respecto. «No me atrae nada esa idea. Una carrera grande premia al ciclista que asimila bien los esfuerzos, que tiene capacidad de recuperación, y las diferencias se suelen marcar la tercera semana de carrera. Se trata de la esencia de la carrera, si no es así todo sería distinto, sería otra cosa».
Mientras la pandemia causa caos organizativo y económico, el ciclismo mira impaciente su evolución. La temporada está en serio riesgo. Un virus marca la pauta; los demás, a esperar.