La eliminación de la todopoderosa selección de Estados Unidos en octavos de final del Mundial Femenino, el domingo en Melbourne ante Suecia, puso en evidencia la crisis de sucesión de la tetracampeona. El partido terminó 0-0 en tiempo reglamentario, 5-4 en tiros penales.
Una brecha reducida
El Mundial femenino organizado en Australia y Nueva Zelanda, el primero con 32 participantes, demostró que la brecha entre las naciones con una larga trayectoria en el fútbol femenino y las naciones emergentes se reduce.
Las de Estados Unidos, acostumbradas a arrasar a su paso en el Mundial Femenino, sufren los progresos de una competencia a la que ellas mismas inspiraron, entre la profesionalización de los clubes y la lucha por la igualdad salarial.
Las compañeras de Megan Rapinoe en Estados Unidos no ganaron ninguno de sus tres partidos del Mundial Femenino contra selecciones europeas: Países Bajos (1-1), Portugal (0-0) y Suecia (0-0).
Estos resultados confirman la tendencia observada en los Juegos Olímpicos de Tokio-2021, donde perdieron contra las suecas en su grupo (3-0). Luego vencieron en la tanda de penales a las neerlandesas (2-2 tiempo reglamentario, 4-2 en penales) en cuartos.
«La calidad ha progresado a tal velocidad… Queremos seguir en la cima, pero hay que demostrarlo de nuevo cada vez», aseguró la atacante Alex Morgan, antes de los octavos de final.
La primera selección del ranking mundial de la FIFA cayó cuando buscaba obrar una hazaña que ningún equipo, masculino o femenino, consiguió jamás: ganar tres Mundiales seguidos.
«Ustedes consiguieron que este deporte importe (…). Acuérdense siempre de que alentaron a mujeres y niñas del mundo entero a luchar por sus sueños», reaccionó tras el encuentro Jill Biden, primera dama de Estados Unidos en Twitter, rebautizado X.
El fin de una generación dorada
Su abierto activismo y su inspiradora habilidad con el balón convirtieron a Megan Rapinoe en un símbolo mundial del fútbol femenino, el que contribuyó a desarrollar.
«Saber que utilizaron nuestro talento para hacer algo que cambió el mundo para siempre es lo más importante para mí», declaró Rapinoe a la cadena Fox Sports.
Pero en su última participación, la californiana, ahora suplente a sus 38 años, fue una mera sombra de la mejor jugadora del Mundial-2019. Sus deslucidas actuaciones ilustraron el declive de su generación.
También falló su penal, el cuarto de su equipo, ante las escandinavas.
«Parece una broma de mal gusto, una película mala», analizó la jugadora, que sabe que «es el final, y es triste, pero jugar con este equipo, para este país habrá sido un honor».
Otra figura carismática es la delantera Alex Morgan, de 34 años, que lleva cuatro partidos sin marcar e incluso falló un penal contra Vietnam (3-0).
La guardameta Alyssa Naeher, de 35 años, no hizo ninguna parada en la fase de grupos, y aunque destacó contra Suecia no pudo evitar la eliminación.
Un equipo demasiado verde
El seleccionador Vlatko Andonovski anticipó el envejecimiento de sus veteranas e incorporó a catorce jugadoras sin experiencia en un Mundial. Entre ellas varias futuras estrellas como la delantera Sophia Smith, de 22 años.
Sin embargo, considera que el equipo que reunió en tan poco tiempo mostró sus limitaciones frente a selecciones más curtidas.
El técnico, antiguo jugador de fútbol sala en Estados Unidos, fue blanco de las críticas de los comentaristas de su país.
«No son capaces ni de hacer cuatro o cinco pases seguidos. Es sencillamente malo», sostuvo la exinternacional estadounidense Julie Foudy en un podcast de ESPN tras el partido contra Portugal.
En su defensa, Andonovski tuvo que lidiar con la ausencia por lesión de varias potenciales titulares. Entre ellas, las delanteras Mallory Swanson y Catarina Macario, la centrocampista Sam Mewis o la defensa y capitana Becky Sauerbrunn.
Se espera que algunas de estas jugadoras participen en los Juegos Olímpicos de París en el verano boreal de 2024, la próxima gran cita de una selección en busca de la redención.
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