Los clubes franceses de fútbol están en una grave situación económica por la pandemia, con unas pérdidas de explotación de 1.400 millones de euros la pasada temporada. La situación hace temer por quiebras de entidades, señala a L’Equipe el responsable del control financiero de este deporte.
Esas pérdidas se suman a los números rojos de 1.200 millones de la campaña anterior, añade Jean-Marc Mickeler, presidente de la Dirección Nacional de Control de la Gestión (DGCC). Sus declaraciones sobre el estado financiero del fútbol francés las dio en una entrevista que publicó el diario deportivo.
Estas pérdidas se desglosan sobre todo en derechos televisivos (400 millones) y traspasos (300 millones), además de abonos y entradas y patrocinios, detalla.
El resultado es que los equipos tienen una deuda acumulada que supera los 1.000 millones de euros, más del doble que hace 2 años, añade Mickelar, quien advierte de que lo peor está por venir.
Advierte de que si los 330 millones acordados con Canal+ para la retransmisión de 2 partidos por jornada no llegaran, se mantiene la caída de los fondos propios.
Explica que hay accionistas que han llegado al final de su capacidad de tapar los agujeros económicos de los clubes.
De la quiebra se ha salvado de momento un histórico del fútbol francés, el Girondins de Burdeos.
Sin embargo, el presidente de la DGCC recalca que el Burdeos, y la mayoría de los demás clubes de fútbol del país, deben someterse a una cirugía a fondo para transformar su modelo de negocio.
«Los equipos deben reducir su masa salarial», afirma, y recuerda que siete equipos de primera división tienen más de 40 jugadores bajo contrato, algo que no tiene sentido.
Los equipos franceses han recurrido tradicionalmente a los traspasos para cuadrar sus cuentas, pero la pandemia ha dejado a los equipos de otras grandes ligas con menos dinero para invertir.