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EL EMERGENTE. Beisbol sin público, ¿para qué?

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La lluvia impidió el sábado la realización del juego inaugural de la CPBL, el circuito de beisbol profesional taiwanés, el primero en entrar en acción a nivel planetario, en medio de la pandemia mundial del covid-19. Hubo que esperar 24 horas, hasta que este domingo, finalmente, saltaran al campo los peloteros de ese campeonato y disputaran su primer choque.

Las gradas y tribunas estuvieron completamente vacías. La imagen es, en cierto modo, desoladora. En modernos parques, construidos para multitudes, en un país donde la pelota es el deporte rey, nadie pudo comprar entradas y por tanto disfrutar in situ del duelo entre los Leones de Uni-President 7-Eleven y los Hermanos de Chinatrust.

Sí, una de las cosas que caracteriza los diamantes de la China insular es el peculiar modo en que bautizan a sus novenas. Otra tiene que ver con la imaginación. De no ser por el aguacero que cayó el sábado sobre Taipei, el globo habría asistido al primer cotejo de beisbol rentado con robots en las sillas, a modo de asistentes.

Ese tope entre los Monos de Rakuten y los Guardianes de Fubon, con Rakuten como homeclub, iba a ser “presenciado” por maniquíes mecanizados, que portaban carteles en las manos y darían colorido detrás de los jugadores. Quizás, si el experimento funciona en ese escenario, otras escuadras sigan el ejemplo. Es tiempo propicio para probar y experimentar.

La paradoja dominical fue el mensaje optimista que se transmitía a pesar de los graderíos vacíos. Pese al avance global de una enfermedad que ha paralizado las economías y actividades cotidianas en decenas de países, allá en el Lejano Oriente comenzó la disputa del primer torneo profesional de cualquier especialidad, cualquier deporte, luego de que la Organización Mundial de la Salud decretara esto como una pandemia.

¿Por qué eso resulta posible en Taiwán y no en otros lugares del orbe?

Los acontecimientos están en desarrollo. Eso quiere decir que aún falta por ver si un repunte del mal en la China nacionalista le pone un freno a lo que comenzó este fin de semana. Pero los taiwaneses han podido llegar a este punto, como también mantienen cierta normalidad en su economía en general, gracias a que enfrentaron el nuevo coronavirus de modo creativo, asertivo y rápido.

Allá, como en Japón y Corea del Sur, los índices de pruebas realizadas por cada millón de habitantes resultan esclarecedores. Desde el momento en que estallaba esta crisis en la China comunista, al otro lado de la costa decidieron ser previsivos. Si el covid-19 se expande tan rápido, a través de personas que incluso todavía no presentan síntomas, urgía saber quiénes eran ya portadores del virus, a fin de contener la ola de contagios.

Hemos escuchado hasta la saciedad aquello de “aplanar la curva”, moderar el ritmo en que se expande la enfermedad. En Taiwán lo han logrado y por eso, en condiciones controladas, mantuvieron sus entrenamientos primaverales y dieron inicio a la CPBL.

En Japón y Corea del Sur —donde incluso se realizan exámenes callejeros, sin que las personas se bajen de sus vehículos, como quien va a comprar comida rápida en un establecimiento cualquiera— siguieron también con sus pretemporadas y esperaban inaugurar sus torneos en abril, aunque, como ya lo decíamos más arriba, este mal es empeñoso, y la aparición de tres casos positivos en el roster de los Tigres de Hanshin ya postergó para mayo el inicio de la NPB nipona.

Este primer choque entre los Leones de Uni-President 7-Eleven y los Hermanos de Chinatrust fue transmitido por televisión y fue puesto en streaming en la web. Falta ver cuál fue el impacto en la audiencia. Pero varias industrias giran alrededor de este impulso, desde medios de comunicación hasta casas de apuestas, pasando por muchas más. Hay motivos de sobra para desearles suerte en el intento.

Tony LaRussa, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown; Mike Matheny, manager de los Reales de Kansas City;  y Chris Sale, lanzador de los Medias Rojas de Boston; todos hablaban del impacto que puede tener el poder jugar en estas condiciones. Coincidían en el hecho de que retomar una actividad como la MLB, llevar de costa a costa, y al planeta entero, la acción de un pasatiempo como el beisbol, a través de la TV, sería también un modo de decir a toda la sociedad que al final sí es posible vencer el miedo, la enfermedad y la muerte.

Hacerlo a todo riesgo sería tonto, por decir lo menos, y está claro que hasta ahora han sabido llevarlo bien en la China insular. Pero si llega a ser posible en otras partes, si en territorio asiático se suman la NPB y la KBO, si para las Grandes Ligas llega a ser factible jugar en pleno confinamiento, como plantean los proyectos que han sido revelados por ESPN y el diario USA Today, millones de personas encontraremos alivio en nuestras cuarentenas y esperanza de un pronto final a esta desventura general.

Por eso no importan las tribunas vacías. Importa lo que nos están diciendo a todos esos peloteros que saltaron al campo en suelo taiwanés.

@IgnacioSerrano

www.elemergente.com

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