Uno de los mejores cerradores del beisbol venezolano ha mudado de uniforme. Pedro Rodríguez ha dejado al Magallanes y ahora defiende al Lara. Es una transacción sorprendente, debido a la situación actual de la pelota profesional criolla. ¿No echará de menos la nave a un relevista que resultó crucial en la última temporada, ayudando a los turcos a llegar a las semifinales de la LVBP?
No se puede entender el pacto entre Cardenales y Navegantes sin abarcar las motivaciones económicas que hay detrás de él. El tema presupuestario ha ejercido un importante rol en muchas decisiones que últimamente han tomado los bucaneros, como varios reportes de prensa han señalado. Eso va desde la salida de algunos peloteros, como Jesús Sucre, que dio al periodista Carlos Valmore Rodríguez los detalles de la negociación que derivó en su libertad, hasta la marcha del coach Gregorio Machado, que habló de semejante causa ante el reportero Jesús Ponte, para explicar su desvinculación del equipo al que ha dedicado casi toda su vida.
Cada escuadra está tratando de manejar a su modo el tiempo de vacas flacas que atraviesan los diamantes nativos. Los Leones, por ejemplo, han hablado públicamente de no llenar todos los cupos de su importación por similares razones. Es lo que hay.
Rodríguez salió de Caribes, su organización original, debido al precio que le ponía a su talento. En Anzoátegui implantó un récord de salvados en la historia de la franquicia y quería ser pagado en consecuencia. Al final, la tribu lo embarcó a Valencia en otro cambalache y obtuvo a otros jugadores como compensación. Así funciona este deporte.
Los filibusteros reciben ahora al lanzador Iván Andueza y al shortstop Arquímedes Gamboa. Son dos nombres de poca resonancia en el país, porque entre ambos acumulan cuatro juegos en la liga local (el campocorto ni siquiera se ha estrenado). Pero son piezas que pueden llegar a aportar lo suyo a su nueva divisa.
Andueza pasó seis años en las Ligas Menores, con los Atléticos de Oakland. Es zurdo, tiene capacidad para ponchar, es relativamente controlado —lo cual es un añadido adicional, tomando en cuenta su mano— y tiene la virtud de que permite muy, pero muy pocos cuadrangulares.
Sí, es para pensar el que no haya conseguido contrato en el beisbol organizado en 2019, pero tampoco es una señal de desahucio. Aunque tiene 24 años de edad, no sería el primer pelotero que vaya al estrellado luego de pasar por la Liga Bolivariana, que es su caso, o el Beisbol Tradicional Caroreño.
Está en forma, está sano y estaba practicando con los pájaros rojos. Así que el Magallanes adquiere a un lanzador que de inmediato ingresa al staff, con la posibilidad de actuar como especialista zurdo, relevista intermedio o incluso abridor. El tiempo probará cuánto puede aportar en esos roles.
Gamboa, a diferencia de Andueza, sí es un prospecto legítimo. Aparece entre los talentos emergentes mejor rankeados en las granjas de Filadelfia, de acuerdo con MLB Pipeline, el sitio dedicado al tema en MLB.com. Y cuenta con varios atributos que han llevado a los Filis a protegerlo en el roster de 40: tiene buen brazo, excelente guante, veloces piernas y disciplina en el home.
Ese es el retrato robot de un buen pelotero. Pero hay un problema: el infielder no ha podido desarrollar su capacidad para batear a tierra de nadie. Tiene .213 de average en las cinco campañas que acumula en el norte, incluyendo .188 esta temporada en Doble A. Su futuro y la esperanza de los Navegantes descansan en la posibilidad de que corte de plano los ponches y pueda elevar su average hasta lugares aceptables. Si lo hiciera, probablemente llegará a las Grandes Ligas, porque todo lo demás luce prometedor.
Por supuesto que es una apuesta. Se trata de un aspecto crucial para cualquier pelotero de posición. Quien no batea, no juega. Pero no es un pelotero cualquiera lo que ha conseguido la nave, al menos desde la óptica de los scouts.
Los Cardenales obtienen un valor de cortísimo plazo, no exento de riesgos. En teoría, Rodríguez debería ayudar desde ya. Aunque también conlleva riesgos. Los larenses están dispuestos a pagar lo que él vale, pensando en sus 17 salvados con 1.88 de efectividad en la campaña pasada. No le fue bien, sin embargo, en la Liga Mexicana de Beisbol, donde dejó 5.93 de efectividad con tres equipos y en 40 compromisos.
Ese registro es preocupante, especialmente porque no es alguien que tenga la recta de un Felipe Paulino. Pero vale la pena el lance, por su rutilante historial y porque hasta hace apenas meses fue uno de los mejores apagafuegos de la LVBP. Visto desde esa perspectiva, hay razones para creer que lo recién ocurrido en México es una excepción, no la regla que medirá sus desempeños.
Si Rodríguez sigue siendo uno de los bomberos más eficaces del circuito —y todavía tiene 31 años de edad—, los pájaros rojos habrán de celebrar. Su bullpen parece de los más sólidos en este momento, incluso en las peculiares circunstancias que vive nuestro beisbol.
El anzoatiguense se une a un staff que ya contaba con el dominicano Ricardo Gómez y los ex grandeligas Vicente Campos, Andrés Machado y Leonel Campos, a la espera de Paulino. Es un panorama que luce bien para proteger ventajas a partir del sexto o séptimo episodio.
Lara consiguió una pieza que le faltaba, ante la ausencia forzada de Ryan Kelly, su cerrojo de los últimos tiempos. Y lo hizo a expensas de dos piezas que no va a echar de menos, porque apenas actuaron durante tres innings con la novena. Más allá de lo que ocurra en el futuro, es un pacto que en Barquisimeto no podían rechazar.
@IgnacioSerrano
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