No ganar para un equipo como el FC Barcelona genera una crisis y, si añadimos que a la ausencia de victorias también hay escasez de un juego brillante, la cosa se empeora para un Valverde que empieza a ver como su lugar como entrenador cada vez está menos garantizado.
Y es que no lo está, porque a muchos les comienza a molestar la manera cómo se está dirigiendo a la entidad blaugrana, por tanto es hora de que Valverde analice los dos caminos que tiene en frente: ponerse el traje de entrenador o esperar que otro lo haga por él.
Sus detractores argumentan que bajo su dirección técnica en el equipo se ha venido perdiendo la identidad del juego culé y que además el proyecto deportivo es menos riguroso.
No era habitual observar a un Barcelona sin la pelota, sin movilidad, bajo de ritmo físico y sin variantes en tres cuartos de cancha, cosa que últimamente es lo que está a la orden del día en Camp Nou.
Lo responsabilizan a él
El estremeño cada fin de semana suma nuevos opositores a su mando, los que aprovechan para sumar en cada oportunidad un nuevo elemento negativo a su administración deportiva del club.
Además, las cosas no han acompañado del todo al DT. Cuando se le cuestiona por la falta de juego, viene Granada, te roba la pelota y te gana con criterio.
Cuando te cuestionan por la falta en la preparación física de los jugadores, llega Liverpool y Roma para superarte físicamente remontándote un resultado amplio. Y así es como Valverde no ha podido superar sus propios temores.
El entorno culé ya no es ajeno a otro líder
Por otra parte, si algo no conviene al mal momento que vive el estremeño en el banquillo azulgrana es aquel entorno que empieza a hablar sobre la situación como mostrándose como la solución a todos los males.
Uno de ellos es el mítico Xavi Hernández, quien se atreve, con toda la voz autorizada del mundo culé, a diagnosticar a un Barcelona que padece la falta de juego.
“Falta que el equipo se implique. Tengo una norma, si todo el mundo trabaja, no hay problemas defensivos. El año pasado se criticaba a Busquets, que no llegaba, o a Rakitic, que estaba fundido, pero es un tema de sacrificio defensivo”, expresó.
Y agregó: “Este año, si todo el mundo corre los metros que tiene que correr, este trío dominará el juego. Pero si los de arriba no trabajan tanto para el grupo, el Barça sufrirá. Y sufriríamos con tres Davids, tres Casemiros o tres Makeleles. Pasaría como el día del Liverpool, que no dominaste el partido”.
Aunque la opción de Xavi parece lejana aún por su inexperiencia en los banquillos, también ilusiona al barcelonismo, que lo ve como la reencarnación de un juego acostumbrado en su terreno de juego.
Finalmente, si Valverde decide ser el entrenador que todos quieren y se pone al frente de la crisis podrá sortear una tormenta fortísima para él, de lo contrario la puerta de salida parece lo más cercano en su caso.