De sorpresas está hecho el fútbol y no pierde la costumbre de hacernos ver que los partidos hay que jugarlos en la cancha y no desde el favoritismo. Sin duda, esa será la lección que este jueves el Atlético de Madrid sacará de su derrota en la Copa del Rey 2-1 contra el Cultural Leonesa, equipo de la Segunda División B.
Desde que el árbitro Alberola Rojas dio la orden de poner a rodar a la esférica en el campo de Reino de León, los locales dejaron entrever que tenían como misión dar la sorpresa en el careo.
Tan así fue que en el minuto 35 hicieron palpitar de temor a los colchoneros con un tanto de Gabriel Gudino, que posteriormente fue anulado por fuera de juego.
Sin embargo, el escenario fue una alerta para los dirigidos por Diego Simeone, quienes entraron al descanso con el marcador emparejado en la pizarra.
La sorpresa
La segunda parte se inició con el foco puesto en el equipo colchonero y sin la presión en los locales, que hasta el momento estaban dando la sorpresa y compitiendo de gran manera.
El Atlético dio el primer mazazo en el partido en el minuto 62, gracias al tanto del argentino Ángel Correa. A partir de ahí el análisis dio a pensar que los visitantes iban a controlar el partido y garantizar su boleto a la siguiente ronda.
No obstante, Cultural Leonesa no tenía los mismos planes y se veía que entre ceja y ceja estaba por dar la sorpresa de la jornada.
Esta se inició en el epílogo del partido (minuto 83), con la diana de Julen Castañeda, para empatar las acciones y despertar el éxtasis en todo el estadio.
Se consumó la remontada
Así, entonces, fueron a la prórroga y subieron cada vez más la tesitura del encuentro. La remontada era un posibilidad y el Atlético de Madrid lo sabía.
Lo que temían en el banquillo colchonero se consumó en el minuto 108 por intermedio de Sergio Benito, quien puso el 2-1 en el marcador y el apuro en la escuadra capitalina.
Sin embargo, los de Simeone no pudieron remover ese resultado y pusieron fin a su participación en esta edición copera.
De esta manera, el Cultural Leonesa se convirtió en el décimo equipo de categorías inferiores en sacarlos de la Copa del Rey.
El último en hacerlo fue el Albacete en 2010, una vez que el antecedente más cercano a ese era el del Mallorca en 1982.