Menos inspirado sobre el terreno de juego y más crítico sobre su demarcación, Kylian Mbappé atraviesa un período difícil en el París SG y no esconde su malestar. Una actitud que preocupa en la capital francesa antes del choque con el Benfica el martes en Liga de Campeones.
¿Hay una divergencia entre las promesas asociadas a la renovación del prodigio de Bondy el pasado mayo y la realidad? Ese es el mensaje implícito que trata de deslizar el campeón del mundo desde hace días por diferentes medios. Su actitud hace temblar las bases del poder adquirido por el jugador en el club parisino, del que es el nuevo estandarte.
Después de la victoria de la selección francesa ante Austria (2-0), el 22 de septiembre en Liga de las Naciones, Mbappé puso el dedo en la llaga al evocar su entendimiento en los Bleus con Olivier Giroud.
«Tengo mucha más libertad aquí, el entrenador sabe que hay un número 0 como Olivier que fija a las defensas, yo puedo llegar, ir a los espacios, pedir los balones. En París es diferente, no hay eso, se me pide que haga de pívot», declaró el delantero francés de 23 años de edad.
Malestar
El sábado, después del empate sin goles en Reims en partido de Ligue 1, el astro dejó caer su malestar en Instagram: «Empate, cita el martes» seguido del hastag «#pivotgang». Un ataque camuflado pero no menos frontal contra la elección de su entrenador Christophe Galtier.
El técnico señaló este lunes que habló mucho tiempo con Mbappé sobre su posición. «Busco tranquilizarlo, es un jugador muy importante para el equipo. Es verdad que a veces se encuentra en el área con la sensación de ser un pívot, pero es muy inteligente, capaz de analizar su posicionamiento y adaptar sus desplazamientos en función de la animación», explicó Galtier.
El malestar es palpable y se lee asimismo a través del lenguaje corporal de Mbappé desde el inicio de la temporada. A menudo enfadado, el exjugador del Mónaco parece por momentos sobrexcitado, deseando a toda costa marcar la diferencia. No tiene el mismo éxito en ese propósito que el curso pasado, a pesar de sus 8 goles en Ligue 1 y 3 en Champions.
Mucho antes del viaje a Reims, el partido ante el Montpellier (5-2), el 13 de agosto, deparó una sucesión de escenas extrañas, con un Mbappé que no cesó de refunfuñar, llegando incluso a tener un conato de discusión con Neymar a la hora de lanzar un penal.
Esta primera secuencia fue achacada a una guerra de egos, con el francés en teoría como líder indiscutible del equipo luego de su renovación contractual hasta 2025.
Mbappé parece no vivir con excesivo entusiasmo el regreso de la dupla Messi-Neymar, después de llevar sobre sus hombros al equipo en el curso 2021-2022. Un clima pesado, en medio de los likes de Neymar a mensajes contra Mbappé en redes sociales.
Sin un 9 de referencia
Pero las tensiones actuales encuentran sus orígenes en el discreto mercado de fichajes parisino. A pesar de la incorporación de seis jugadores, el PSG, que soñaba con Robert Lewandowski mientras buscaba una eventual salida para Neymar, no logró hacerse con un delantero centro de nivel mundial en torno al que hubiera podido desenvolverse Mabppé.
Resultado, el brasileño se quedó y muestra un gran estado de forma a poco más de un mes del Mundial de Qatar.
«Cuando Kylian renovó, se le prometió la construcción de un gran equipo y en esa construcción había un 9 de referencia, que finalmente no se adquirió», explicó el 16 de septiembre a la cadena RMC el asesor de fútbol Luis Campos, mostrándose insatisfecho con el mercado de fichajes.
Esa situación, en caso de prolongarse en el tiempo, podría dejar su huella en la temporada del PSG, e incluso sobre la imagen de Mbappé, ya salpicado por otras polémicas (ecología, derechos de imagen en la selección).
Esta semana, Mbappé tendrá dos buenas oportunidades para borrar los malentendidos sobre el terreno de juego: frente al Benfica de Lisboa, el martes en Champions, y contra el gran rival marsellés el domingo en Liga.