El calor del verano que azota a algunos sectores de la tierra en la actualidad está causando estragos en las Grandes Ligas. No porque se hayan tenido que interrumpir juegos por su agobiante presencia, sino que los lanzadores están padeciendo de la calentura que presentan los bates oponentes en la actualidad.
Para los venezolanos no ha sido distinto. Desde que inició agosto, considerado la época más caliente del año y la idónea para vacacionar, el desempeño ofensivo de varios jugadores se ha acrecentado y aunque para unos ha sido más prolíferos que para otros, a todos les ha servido para mejorar sus estadísticas individuales.
En este grupo se pueden encontrar jugadores como David Peralta, Marwin González e incluso los novatos sensaciones Ronald Acuña jr y Gleyber Torres. Pero existe el nombre de alguien, que si bien no tiene el impacto de los antes mencionado por encontrarse en un circuito lejano y en un equipo que no ha sido nada competitivo en la temporada, no se puede dejar pasar por alto lo que ha realizado durante las últimas semanas: Feddy Galvis.
El excelso campocorto, que llegó esta temporada a los Padres de San Diego, no las tuvo consigo en toda la primera parte de la temporada, al menos con el madero en la mano. Los religiosos lo adquirieron vía cambio desde los Filis de Filadelfia antes de la actual campaña, con las esperanzas de que fuera el puntal de una alineación que además tendría entre sus elementos al poderoso Eric Hosmer, pero la estrategia en primeras instancias no resultó.
Si bien Galvis nunca se ha caracterizado primordialmente por su producción en la caja de bateadores, sus dos campañas previas, en las que dejó 20 y 12 cuadrangulares respectivamente, y además de 60 carreras producidas en ambos casos, daban para augurar que finalmente su madurez en el home plate habría llegado.
El Toco tuvo una primera mitad para el olvido. Dejó el peor average entre todos los titulares del manager Andy Green con .228 en 99 encuentros disputados, en los que dio 3 cuadrangulares y fletó 33 carreras impulsadas.
Los números de Galvis contrastaron con lo que fue el rendimiento colectivo de los Padres, últimos en la División Oeste de la LigaNacional. No obstante, tras el parón por el Juego de Estrellas, nadie en el equipo registra mejor promedio ofensivo que su .280 y solo Hunter Renfroe posee dos vuelacercas más que los 7 que ha pegado el venezolano durante el período.
El jugador que está próximo a cumplir los 29 años de edad ha ensalzado sus números con sus más recientes actuaciones, pues llegó a la jornada de ayer con 6 compromisos seguidos pegando imparable y en 4 de ellos ha conseguido al menos 2. Ningún otro miembro de la escuadra de San Diego con al menos 20 apariciones legales en el plato ligó mejor que Galvis en los últimos 7 encuentros, una evidente muestra de que continúa en una franca recuperación para afrontar la etapa culminante del campeonato 2018, a pesar de que su equipo no goza de ninguna oportunidad real de avanzar a los playoffs.
Más allá de lo colectivo, en lo personal Galvis tiene un reto: superar su producción de 2017 y compensarle a los Padres la confianza depositada sobre sus hombros. Con poco más de un mes para el final de la ronda regular, el falconiano, que cuenta con 11 jonrones y 56 rayitas empujadas, cuenta con margen suficiente de maniobrar e ir en búsqueda de cerrar con por lo menos 15 jonrones y 65 producidas, todo y si la fortuna lo sigue acompañando y lo mantienen libre de las lesiones tal y como lo ha hecho a lo largo de toda la zafra, pues actualmente aparece como el líder de Las Mayores en juegos disputados, con 133 y en todos lo ha hecho como el defensor titular de la posición seis del infield.
Precisamente desde ese terreno también busca redondear la campaña tras ser uno de los grandes candidatos al Guante de Oro, en una carrera en la que compite con Brandon Crawford, campocorto de los Gigantes de San Francisco.