El partido no se anuncia como un duelo en la cumbre del panorama futbolístico, pero el Irán-Estados Unidos de este martes será uno de los puntos álgidos del Mundial 2022 en Qatar, con mucho más que una clasificación a octavos de final en juego.
Hasta ese duelo, las selecciones de los dos países, que no mantienen relación diplomática, se han enfrentado en dos ocasiones en la historia del fútbol.
Si un empate a uno en partido amistoso en el año 2000 fue rápidamente olvidado, su otro choque permanece en la memoria: el «partido de la fraternidad», ganado en el Mundial-1998 en Francia por Irán (2-1) en un ambiente de efervescencia en Lyon.
Disputado en un contexto de deshielo entre Occidente y la República Islámica, un año después de la elección a la presidencia del moderado Mohammad Khatami, el partido sirvió como escenario para gestos de hermanamiento entre los dos equipos, que se entremezclaron para posar juntos en la foto oficial del partido, intercambiando flores y banderines.
Pero el contexto es más tenso en la actualidad, con el movimiento inédito de protesta reprimido de forma sangrienta por el régimen islámico.
Bajo la lupa del mundo
Los jugadores iraníes disputan su Mundial escrutados por todo el planeta, sin que la parte deportiva sea lo que más curiosidad despierta. Antes de cada uno de sus dos primeros partidos tuvieron que hacer frente a las mismas preguntas, planteadas a veces de forma muy insistente por los medios occidentales.
¿Se abstendrán de cantar su himno para mostrar su apoyo a los manifestantes como hicieron contra Inglaterra, aunque no contra Gales? ¿Celebrarán sus goles? ¿Realizarán gestos simbólicos para denunciar la represión?
Varios jugadores, especialmente la estrella Sardar Azmoun, uno de los héroes de la victoria contra los galeses en el partido precedente (2-0), denunciaron la represión en redes sociales. Pero muchos simpatizantes de los manifestantes reprochan al Team Melli su actitud, como cuando fue recibido por el presidente ultraconservador Ebrahim Raissi antes de su partida hacia Doha.
También fueron muy comentadas las imágenes de las fuerzas del orden celebrando ostensiblemente la victoria contra los galeses, que fue aplaudida con un tuit por el Guía Supremo Ali Jamenei.
Al constatar que sus jugadores se hallaban bloqueados por la presión, ya que hicieran lo que hicieran recibirían críticas, el seleccionador portugués de Irán Carlos Queiroz parece haber asumido el papel de pararrayos y ha tratado de enfocar el partido sólo desde su vertiente deportiva.
Y esta es considerable: un empate podría bastar para asegurar a Irán la primera clasificación de su historia a octavos de final de un Mundial, en su sexta participación.
Pero Estados Unidos, que necesitan imperativamente una victoria para superar la fase de grupos, han devuelto la geopolítica al centro de los debates pre-partido.
En su cuenta de twitter, el Team USA hizo desaparecer el símbolo de la República Islámica en la bandera iraní utilizada en el anuncio del partido, un gesto «puntual para mostrar nuestra solidaridad con las mujeres en Irán». La bandera oficial fue recuperada poco después.
«Nosotros no nos ocupamos de lo que pasa en el exterior, y lo único que podemos hacer es pedir perdón en nombre de los jugadores y del cuerpo técnico. No es algo con lo que hayamos tenido que ver», declaró el entrenador Gregg Berhalter en relación al caso de la bandera.
Duelo británico
En el mismo grupo, el otro partido, disputado a la vez, propone un duelo británico, con Inglaterra como gran favorita ante Gales. Los primeros están casi clasificados y serán primeros en caso de victoria. Los galeses, por su parte, necesitan un milagro para prolongar su estancia en Qatar.
En el grupo A, el anfitrión Qatar está ya eliminado, y su rival neerlandés, invicto desde hace 17 partidos, tendrá como único objetivo la victoria para asegurar no sólo la clasificación sino el primer puesto.
En caso de producirse ese escenario, el más probable, Ecuador y Senegal pelearán por el segundo boleto. Los sudamericanos necesitan un empate, pero están en vilo por la suerte de su delantero Enner Valencia, autor de los tres goles de la Tri contra Catar (2-0) y Países Bajos (1-1) pero que se retiró lesionado en ese partido.
Llegados cargados de optimismo y de sueños de gloria, los campeones de África deberán ganar. Un regreso prematuro a Dakar sería una desilusión para el equipo de Aliou Cissé.
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