Ser el nuevo ídolo del boxeo en México, sin importar que no haya una corona en juego, o el tipo de cinturón que espera al ganador, es la razón de la cita a golpes que Santos Saúl ‘Canelo’ Álvarez y Julio César Chávez hijo se han puesto para este sábado en Las Vegas.
Perder significará algo así como cargar en adelante una mácula en la espalda, demasiado pesada como para pensar en la continuidad exitosa de la carrera dentro de los cuadriláteros.
La “Batalla civil”, como se ha bautizado el encuentro, ha polarizado a una afición entre los jóvenes, que apoyan a “Canelo”, nacido el 18 de julio de 1990 en Guadalajara, y los románticos que no olvidan al mito Julio César Chávez y, por extensión son fieles a su heredero, que el 26 de febrero cumplió 31 años. “Canelo” Álvarez, de 26 años de edad, es la máxima figura de la parrilla que promociona la empresa Golden Boy Promotions, del estadounidense Oscar De La Hoya, hijo de mexicanos y ex campeón mundial en seis categorías. Encauzar una carrera que se salió de foco en 2012 al caer con el argentino Sergio “Maravilla” Martínez es el objetivo de Júnior, “el hijo de la Leyenda” Julio César Chávez, dueño de cuatro títulos mundiales en tres diferentes divisiones de peso que lo consagraron el máximo púgil mexicano de todos los tiempos.
“Cuando dos mexicanos suben en un ring para boxear está garantizado un gran espectáculo”, anticipó De La Hoya, el empresario de ‘Canelo’, quien actualmente es campeón mundial superwelter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
“Mi hijo sabe de la importancia que tiene para nuestra familia una victoria. No pensamos otra cosa”, dijo Chávez senior. Álvarez, un especialista en terminar sus peleas antes del límite (48-1-1, 34 KO) debe recibir alrededor de 20 millones de dólares, 14 millones más que los prometidos a Julito Chávez (50-2-1, 32 KO).