No caben dudas de que el beisbol es una de las actividades que más mueve masas en el país. Es el deporte excelencia de la nación y para muchos se ha convertido en una filosofía de vida.
Por ello, año tras año se suele aguardar con sumas ansias por el inicio de la temporada, para no solo acudir a los estadios a apoyar a los equipos, sino también como una vía de escape de la difícil situación por la que atraviesa el país.
La inocultable crisis socioeconómica que golpea a Venezuela ha atentado directamente con el desarrollo de la LVBP durante los últimos años y por ello resultaba difícil siquiera pensar que los estadios que componen el circuito iban a contar con una gran cantidad de aficionados.
La hiperinflación no dejó escapar el costo de los boletos, la comida y hasta los suvenires; sin embargo, esto no fue un problema para la afición caraqueña que colmó, literalmente, las instalaciones del Estadio Universitario de Caracas para presenciar el primer enfrentamiento en la temporada entre los Navegantes del Magallanes y los Leones del Caracas.
De acuerdo con las estadísticas recogidas por el departamento de prensa del conjunto capitalino, un total de 20.479 personas adquirieron entradas para el desafío inicial entre los eternos rivales, cantidad que rebosa ampliamente las 14.239 que se dieron cita durante el mismo primer enfrentamiento entre ambos conjuntos la zafra anterior y solo 238 menos que las que se contabilizaron durante la contienda 2016-2017.
La cifra representa un acto de incongruencia, considerando que la situación actual del venezolano es adversa y su bolsillo ha sido duramente azotado. Aunque si bien es cierto que un lugar en el sector de las gradas tenía un costo de solo 45 bolívares soberanos en taquilla, monto razonable, en la zona de VIP los tickets no se podían conseguir en menos de 1.900. Lo que significa 100 bolívares más de lo que devenga un ciudadano común con el salario mínimo estipulado por el Gobierno.
Esto sin contar que en los puestos de comida, las tradicionales hamburguesas, los pepitos, las arepas y los enrollados los precios oscilaban entre 500 y hasta 1.500 bolívares soberanos; aún así se podían evidenciar largas filas para la facturación de los productos.
Desde tempranas horas del día, las inmediaciones del recinto, custodiadas por un despliegue policial, contaron con un gran número de seguidores, no como en otrora cuando se hacían colas desde el día anterior, pero sí una cantidad importante.
La compra de los boletos transcurrió con total normalidad, al igual que el desarrollo del juego. Las riñas y los lanzamientos de objetos al terreno no se evidenciaron a pesar de que se notaban pocos claros, la gente disfrutó, gozó y se marchó a casa. Los magallaneros con el agrio sabor de la derrota; en tanto que los caraquistas se fueron satisfechos por el contundente triunfo de 7-1 conseguido ante su más acérrimo adversario.