No hay manera de ocultar la deplorable situación socioeconómica que se vive en Venezuela . En cualquier parte del mundo conocen a detalle las vicisitudes que están viviendo la mayoría de las personas en el país para llevar el sustento diario a sus hogares y hasta para cumplir sus labores.
La desidia y el egoísmo reinan en las calles. No es para menos. Cuando la frustración se apodera de aquellos que no ven una luz entre tanta oscuridad que resulta difícil para manejar los ánimos y contenerlos; sin embargo, siempre surge un motivo, una causa, un acontecimiento para, en cierta medida, disipar y apartar los malos pensamientos y las malas energías.
Uno de ellos es el beisbol. La práctica de este deporte se ha convertido en una filosofía de vida para muchos; a tal punto, que a pesar de las adversidades, aguardan ansiosos porque la temporada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional entre en curso.
Aunque hay un sector de la población que cree que las circunstancias no son propicias para desarrollar un torneo de importancia en las localidades nacionales,hay otro que encuentra en el una oportunidad para distraerse y tratar de canalizar el sinfín de emociones encontradas que se generan con la cotidianidad.
De hecho, el propio gremio de jugadores opina que más allá de lo que la LVBP genera en cuanto a ingresos de quienes allí se emplean, que no son un número menor, sus aportes en los estadios tienden a concebir un impacto positivo en sus seguidores.
Por esta y otras razones es que una gran cantidad de ellos, con cierto estatus en las organizaciones que conforman la MLB, no escatima en aceptar las propuestas de aparecer año tras año sobre los diamantes de juego que componen la pelota rentada.
Incluso, paradójicamente, existen quienes estuvieron ausentes por un extenso periodo, con todo y que Venezuela no presentaba un contexto tan magullado, pero que para la campaña 2018-2019 consumarán su retorno.
Un total de cuatro peloteros, hasta ahora, estarán participando durante el invierno, no solo para ayudar a sus respectivas divisas, sino también para intentar reimpulsar sus carreras.
Hogar, dulce hogar. De este grupo sobresale el nombre del excelso jardinero central Franklin Gutiérrez, quien ya se encuentra practicando con el equipo que le brindó su primera oportunidad profesional y lo ayudó a conquistar su sueño de convertirse en grandeliga: los Leones del Caracas.
La actuación de El Guti, nombre de pila entre sus colegas y fanáticos, representa todo un suceso, considerando que no solo retorna con los melenudos después de cuatro temporadas, sino que viene de todo un año sabático en el que se mantuvo alejado de los estadios a modo de rehabilitación por la rara enfermedad que lo aqueja conocida como espondilitis anquilosante
Esta especie de artritis crónica le impidió a Gutiérrez convertirse en la potencial estrella que se auguraba, más allá de las virtudes que exhibió con el guante, porque en la madurez de su carrera también destacó en ofensiva. No obstante, ante esta premura, el jugador de 35 años de edad aún no se da por vencido.
Gutiérrez, que defendió los colores del Caracas por última vez durante la zafra 2014-215, está decidido a regresar a las mayores y para comenzar a labrar ese camino se atavió nuevamente con el uniforme de los capitalinos, al que no solo quiere usar como trampolín, sino también ayudarlos a conseguir el título que se les ha hecho esquivo desde la campaña 2009-2010, justamente. “Vine con la mentalidad de apoyar al equipo en lo que yo pueda. Por eso estoy aquí desde temprano”, dijo.
Pisar nuevamente el Estadio Universitario de Caracas significó un momento especial para el ganador del Guante de Oro en las Grandes Ligas en el 2010. Pues fue justamente en ese recinto en el que empezó a escribir lo que considera una de las historias más bonitas de su carrera. “Apenas salté al terreno obtuve bastantes recuerdos de cuando comencé a jugar pelota y era un novatico. Pues obviamente me vienen muchas cosas a la cabeza. Desde aquel primer momento hasta todo lo que he venido pasando y me satisface mucho todavía tener la oportunidad de estar aquí para poder representar la camisa (de un equipo) muy respetada y con muchos fanáticos”, manifestó con un tono sereno Gutiérrez, que espera mantenerse saludable para llegar hasta donde llegue la escuadra caraquista.
Así como Franklin Gutiérrez, otro integrante de la escuadra felina que tiene entre sus planes retornar a la LVBP es José Lobatón. El receptor, que no tuvo su mejor contienda en suelo estadounidense tras pasar la mayor parte en las ligas menores, no ve acción desde el año 2012 por diversas causas que no le permitieron reportarse, aunque en un comunicado reciente manifestó sus intenciones de enfundarse nuevamente el uniforme de los Leones y la directiva melenuda, si bien no ha tenido conversaciones sobre su llegada, no le cierra las puertas.
Un caso similar sucede en los Tiburones de La Guaira, quienes para la venidera justa podrían contra nuevamente con dos de las piezas más valiosas que tuvieron cuando llegaron a disputar la final contra los Tigres de Aragua hace siete temporadas atrás (2011-2012): Gregor Blanco y Héctor Sánchez.
Luis Blasini, nuevo gerente general de los escualos, reconoció que todavía no ha existido un acercamiento fructífero con ambos peloteros, pero que sus llegadas serían de igual manera bienvenida para la escuadra que dirige Oswaldo Guillén.
Blanco no juega con los Tiburones desde la 2012-2013 cuando estuvo en solo 17 partidos y dejó .333 de average; mientras que Sánchez tuvo una breve pasantía hace dos campañas atrás, cuando vio acción en 15 compromisos, en los que consiguió un jonrón y cinco carreras impulsadas.
Como reza el popular refrán que “el buen hijo siempre vuelve a casa” y esto es lo que harán estas cuatro figuras de la pelota rentada que sin dudas le darán más jerarquía y emoción al campeonato que se llevará a cabo en nombre del fallecido “Domingo Carrasquel”.