Antes de comenzar a leer, libere su ira. Arroje todas las palabras y frases iracundas que desee. Grite cosas como: ¡Qué ocurrencia es esa de comparar a Ronald Acuña jr., quien ni siquiera ha jugado en las Grandes Ligas, con estrellas consagradas como Miguel Cabrera y Félix Hernández! ¡Es que usted se cree agorero o nigromante! ¡Deje de leer lo que sea que escriba Walter Mercado y échele un ojo al decálogo de Tomás Eloy Martínez!
¿Listo? Pues aquí vamos. No hay que perder el tiempo en la búsqueda de una suscripción con los espíritus para ver en una bola de cristal el futuro de Acuña jr. Nadie, ni siquiera él mismo, sabe con certeza qué ocurrirá en la inmediatez de dos meses o en la lejanía de 10 años. Es por eso que la adivinación está descartada, lo que también tira al caño una comparación de carreras con Miggy y el Rey.
Pero existe un campo en el que el veinteañero Acuña jr. puede bailar de tú a tú con los hombres que se consideran como las excelencias del bateo y el montículo en Venezuela; e incluso, se puede decir que brilla mucho más que ellos. Ningún pelotero en la historia del país suramericano ha generado más expectativas que el prospecto que actualmente es la mayor atracción en el campo de entrenamiento de los Bravos de Atlanta.
Es cierto que la predestinación de Cabrera y Hernández los colocó bajo los focos apenas colocaron su firma en un contrato profesional. El maracayero, además, fue por un largo rato el bono más lucrativo entre los criollos (1,8 millones de dólares).
Cabrera llegó a las granjas con 17 años, nunca pasó por Triple A, y a los 20 ya le pegaba un jonrón a Roger Clemens en la Serie Mundial. Hernández solo estuvo dos campañas completas en ligas menores, y debutó con el equipo grande de los Marineros de Seattle con 19 primaveras. Precisamente, él tocó un tope que nunca antes un venezolano había alcanzado, cuando en 2005 fue segundo en el ranking de los mejores prospectos del juego de Baseball America, uno de los portales más reputados en cuando al estudio de las promesas.
Acuña jr. tampoco es que ha vivido mucho en las menores. Llegó en 2015 como un pelotero modesto. Ni siquiera le dieron más de 100.000 dólares al firmar. No obstante, desde 2016 alguien le encendió el turbo a su carrera. Quién sabe si su talento se le desperezó tarde, o los genes de La Sabana (pueblo del estado Vargas famoso por la cantidad de grandeligas per cápita) despertaron. Lo que se conoce es que el jardinero ha hecho lo que ha querido en muchos lugares de las menores.
Globalmente, el año pasado, tras jugar en todos los escalafones de las granjas, Acuña jr. dejó promedio de .325, .896 de OPS, 82 carreras remolcadas, 21 cuadrangulares, su estampa en el Juego de Estrellas del Futuro e impresiones por la potencia de su brazo. Todo eso, además de haber sido el mejor pelotero de la Liga Otoñal de Arizona, influyó para que Baseball America y Baseball Prospectos lo colocaran como la mayor promesa del beisbol. Por eso, ni Cabrera, ni El Rey: Ronald Acuña.
El muchacho protagoniza sueños de gloria en Atlanta, como lo hicieron Chipper Jones (primer prospecto de Baseball America en 1993) y Andruw Jones (1996 y 1997). Y, si todo marcha como debería, a finales de abril pondrá un pie en un diamante de las Grandes Ligas. Será el vigesimosegundo venezolano en debutar con 20 años o menos. Allí también su nombre estará al lado de Cabrera y Hernández.
@AnSanchezRu