Tener un gran desempeño durante la pretemporada de las Grandes Ligas no le garantiza a ningún jugador que esté bajo revisión un lugar en un determinado equipo. Así como tampoco un mal rendimiento en los campos de entrenamiento lleva consigo consecuencias negativas.
Un caso particular en este 2019 sucedió con el venezolano Jesús Sucre, a quien los Orioles de Baltimore decidieron dejar como su receptor titular, a pesar de que hasta este lunes tuvo una actuación discreta en los juegos de exhibición.
Ni siquiera haberse reportado tarde por inconvenientes en la expedición de su visado fue problema para que Sucre al final se ganara el puesto como careta titular en los oropéndolas, incluso por encima de Chance Sisco, una de las promesas más valiosas de la organización y que su bate deslumbró en la primavera.
El manager Brandon Hyde y su cuerpo técnico prefirieron, al menos en primeras instancias, la experiencia y sapiencia detrás del plato de Sucre y por ello tomaron la decisión de quedarse con su contrato de ligas menores, mismo con el que llegó como invitado a las prácticas que se desarrollaron en Sarasota, Florida.
Numero Inadvertidos
A Jesús Sucre le bastaron solo ocho juegos para demostrarle a Hyde sus cualidades, sobre todo las defensivas, porque con el madero su producción se ha limitado a solo 5 imparables en 17 turnos oficiales, sin carreras impulsadas, sin cuadrangulares y apenas un doble.
Estos números no discrepan de lo que ha hecho ofensivamente a lo largo de su carrera en MLB desde que se estrenó con el uniforme de los Marineros de Seattle en el 2013 y que lo han llevado a desempeñarse como un cátcher sustituto.
Su promedio más alto fue el de .252 que logró en la zafra 2017, primera con los Rays de Tampa y la mejor hasta ahora de su todavía corta trayectoria. En esa ocasión acumuló 7 jonrones y 29 rayitas impulsadas en 62 juegos.
Ahora está ante una gran oportunidad de demostrar que puede cumplir con el papel de careta titular y lo hará en un conjunto que está en plena etapa de reconstrucción, en el que podría convertirse en uno de sus pilares de cara al futuro cercano.
Unas de cal y otras de arena
Para el contingente venezolano el nombramiento de Sucre resulta una grata noticia; sin embargo, por otro lado otro coterráneo resultó perjudicado por el movimiento.
Carlos Pérez, también receptor, hizo todo lo posible para optar también por un cupo para la jornada inaugural en el roster de 25 de Baltimore, pero su esfuerzo fue en vano, porque al final fue enviado a esperar por un chance en las ligas menores.
Un trío de vuelacercas, siete empujadas y en elevado .375 de average no le bastaron para abrirse espacio una vez más en una divisa y continuar con su vida profesional que sufrió encontronazos la zafra anterior, cuando no pudo convencer después de probar suerte hasta con tres uniformes distintos, si se cuenta el de los Angelinos de Los Ángeles, que se enfundó durante la pretemporada pasada antes de ser dejado libre.
Con los serafines precisamente se dio a conocer Pérez cuando llegó a adueñarse de la posición dos del cuadro por al menos campaña y media, entre la que está la del 2016 cuando estuvo entre los tres finalistas al premio Guante de Oro, que se lo adjudicó su paisano Salvador Pérez.
Las opciones de que Pérez ascienda pasan por lo que termine sucediendo con el propio Jesús Sucre o con el dominicano Pedro Severino, quien recientemente fue tomado vía waivers proveniente de los Nacionales de Washington.