El público, sus ex compañeros y los medios de comunicación locales dieron recibimiento de héroe a Carlos González este lunes, a su regreso a Denver. Los aplausos, sin embargo, fueron destinados a un jugador que ya no viste la camiseta de los Rockies de Colorado y que, sin embargo, fue tratado con deferencia y respeto en el inicio de la serie de ese equipo contra los Cachorros de Chicago, el nuevo club del venezolano.
González pisó el Coors Field como visitante por primera vez en su carrera, luego de jugar 10 temporadas con los rocosos y dejar números que le ponen entre los mejores peloteros en los anales de esa franquicia.
“Él es todo un icono aquí”, declaró Nolan Arenado, la cara actual de la divisa, entrevistado por el diario Denver Post y otros medios. “Para mí, está entre los cinco primeros (en la historia de la novena). Jugó todos los días, hizo cosas geniales y fue el centro de momentos maravillosos en este estadio. CarGo es, en mi opinión, uno de los mejores jugadores en la historia del equipo. Fue un cinco herramientas durante mucho tiempo y completó cosas especiales”.
“Los aficionados deberían darle una ovación”, pidió Arenado. “Y espero que pongan algo en la pizarra para saludarlo. Espero que todos sepan apreciar lo que ha hecho por esta organización”.
Dicho y hecho. El departamento de Relaciones Públicas de la novena le dio la bienvenida en el parque y en las redes sociales. “Siempre tendrás un hogar aquí”, expresó el mensaje en Twitter. Y la afición coincidió, al demostrárselo en su primer turno al bate.
Una cerrada salva de aplausos, con miles de asistentes de pie, recibió al toletero nacido en Maracaibo, cuando caminó de círculo de espera al home. Fue un momento emocionante, con peloteros de los Rockies aplaudiendo también en aquella cueva que fue suya. González, finalmente, levantó la mirada y alzó el casco en saludo a la gente, golpeándose el lado izquierdo del corazón con el bate, visiblemente conmovido.
Decenas de reporteros y camarógrafos se agolparon ante él, en el clubhouse de los Cachorros. Diarios, programas de radio y televisión, sitios web le dedicaron espacio a la visita. Incontables abrazos le apretaron durante la práctica, cuando muchos integrantes de su viejo equipo se le acercaron para saludarle.
González dejó profunda huella en Denver. Asistió 3 veces al Juego de Estrellas, ganó 2 veces el Bate de Plata, obtuvo en 3 ocasiones el Guante de Oro, fue campeón bate de la Liga Nacional en 2010 y es segundo en encuentros disputados con la franquicia (1.247), tercero en hits (1.330), cuarto en jonrones (227) y empujadas (749).
Ahora trata de mantenerse a diario en una nueva escuadra, tras su fallido paso por los Indios de Cleveland.
“Tener la oportunidad de seguir jugando, pertenecer a un buen grupo, que lucha por un lugar en los playoffs, eso es lo que quieres siempre”, declaró. “Estoy emocionado de estar aquí”.
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