En 2016, el venezolano Germán Márquez tenía 20 años de edad y era uno de los prospectos de la organización de los Rays de Tampa Bay cuando un cambio lo llevó a los Rockies de Colorado.
A partir de ahí ha respondido a las expectativas que sobre él se tenían. Tal vez empieza a superarlas.
En las últimas dos temporadas tiene foja de 25-18 y 4.05 de efectividad. En su año de novato ganó 11 juegos y el año pasado impuso un récord para la franquicia con sus 230 abanicados. Su efectividad de 3.77 fue la octava mejor de los Rockies de por vida.
Y su salida del viernes en la noche contra los Marlins, su primera de 2019, fue un buen presagio de lo que puede ofrecer.
En seis entradas Márquez, nacido en Puerto Ordaz, limitó a los Marlins a apenas dos hits.
El único daño que recibió fue el cuadrangular solitario del veterano Curtis Granderson. Ponchó a siete rivales, pero su mejor momento fue en el sexto inning, cuando tenía las bases llenas y sofocó una rebelión de Miami al guillotinar a Starlin Castro con una bola rápida.
Su manager quedó complacido con lo que vio. “Pienso que en general lanzó muy bien”, dijo Bud Black. “Tuvo buena sensación con su breaking ball y su bola rápida estuvo viva toda la noche”.
Su progreso maravilla incluso a sus antiguos compañeros.
“Ver en qué ha evolucionado es increíble”, dijo el ganador del premio Cy Young Blake Snell, que jugó con Márquez en clase A de los Rays en 2014 y 2015. “Era un niño que realmente tenía mucho talento. Me gustó su brazo, su cuerpo, todo. Siempre podía lanzar, y aprendió. Eso fue lo mejor, que aprendió. Y él era un gran muchacho. No puedo esperar para verlo”, agregó.
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