Como lo indicaban los pronósticos realizados antes del comienzo de la temporada 2017-2018 de la LVBP, Cardenales de Lara ratificó su favoritismo al alcanzar ayer y por segundo año consecutivo acceder a la gran final.
Los crepusculares no fallaron frente a Navegantes del Magallanes en la serie semifinal y con la victoria de ayer 11 a 9 en extrainnings pasaron la escoba y quedaron a la espera del otro finalista que saldría de la serie entre Caribes de Anzoátegui y Leones del Caracas.
Aunque la jornada no estuvo nada fácil para Cardenales. Magallanes vendió bien cara la eliminación, al punto, que se recuperó para superar un déficit de 0-5 y estuvo cerca de ganar el primer encuentro, pero su bullpen no pudo detener el ímpetu de la ofensiva larense.
En el octavo episodio con la desventaja de 9-7 en la pizarra, apareció la llave conformada por Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto, quienes atacaron al lanzador filibustero Hassan Pena, que una vez más volvió a fallar.
Vargas se embasó con infieldhit y Querecuto igualó las acciones con el primer vuelacercas del conjunto barquisimetano en lo que va de postemporada.
En el décimo episodio el cerrador Pedro Rodríguez, que había retirado el noveno sin aspavientos, se complicó y permitió que Rangel Ravelo conectara sencillo impulsor de las dos anotaciones del triunfo.
El dominicano Ricardo Gómez llegó en rescate por los lanzadores crepusculares y después de admitir hit al primer bateador que enfrentó, retiró a los tres siguientes para que toda la plantilla saltara al terreno del José Bernardo Pérez de Valencia a celebrar.
El rival de Cardenales de Lara en la gran final pudiera conocerse esta misma noche. Y es que Caribes de Anzoátegui quedó a un paso de ganarse ese derecho después de blanquear a Leones del Caracas 5-0 y colocarse en ventaja de 3-1 en su confrontación particular.
El gran protagonista de la noche fue el nicaragüense Carlos Teller, abridor de la tribu, que domó con comodidad a los melenudos en los 7.2 innings que laboró. El centroamericano no concedió carreras, recibió dos imparables y ponchó a seis.
A Caribes le bastaron solo siete imparables para imponer su ley en su choza oriental.