Eso de: “En el fútbol también hay que saber sufrir”, es un adagio utilizado desde tiempos inmemoriales para cuando las cosas se ponen difíciles y el Barcelona podrá usarlo para titular así su victoria este miércoles 2-1 sobre el Ibiza en la Copa del Rey.
Los azulgranas estuvieron a tan solo 20 minutos de un nuevo capítulo en su historia de partidos en que pudieron salir con la cabeza gacha y un momento súbito les permitió salir airosos.
El conjunto blaugrana debía enfrentarse este miércoles con el Ibiza, equipo de la Segunda División B de España, en un duelo de los octavos de final de la Copa del Rey.
Las marcadas diferencias de planteles pudo hacer pensar a muchos que sería un duelo excesivamente fácil para los azulgranas. Sin embargo, el trámite del partido mostró todo lo contrario.
Desde el silbatazo inicial por el árbitro español González Fuertes, y con un recinto completamente repleto para apoyar a los azulones (6.500 asistencia), los locales dejaron claro que no llegaban al careo sin la intención de llevarse la victoria.
El mazazo
Los fantasmas vividos por el FC Barcelona en Roma y Anfiend son sellos que están aún presentes en momentos duros para el equipo.
Esos mismos, seguramente, llegaron a postrarse sobre las mentes de los jugadores blaugranas al minuto 9’, momento en que Pep Caballe inauguró el marcador y daba la victoria parcial al Ibiza.
Tanto, además, producto de la personalidad con la que los locales estaban encarando el partido; combinando por momentos presión alta con reducción de espacios a los culés.
Esa realidad mantuvo a los dirigidos por Quique Setién en toda la primera mitad en un estado de incomodidad, en la que Riqui Puig no lograba sacarse el asedio de los rivales y Rakitic no facilitaba transiciones rápidas en el mediocampo.
Con el pasar de los minutos, más cerca estuvo el Ibiza de elevar la distancia en la pizarra que el Barcelona de empatar el compromiso, tras dos jugadas claves; una al 18’ con un gol invalidado a Rodado y la otra por intermedio de Rai Nascimento, quien encontró en el poste el muro para agitar nuevamente el marcador.
Así pues, terminó la primera puesta en escena de la batalla en el estadio Can Misses, dejando como resultado un cuadro local oliendo sangre y nerviosismo en los visitantes.
La remontada
El segundo tiempo inició con un conjunto culé deseoso de poner la igualdad en el marcador y relajar los pensamientos negativos que se iban incrementando con el andar de los minutos.
Sin embargo, los de Setién debieron esperar hasta el 22’ para que Antoine Griezmann devolviera algo de paz al banquillo y dejara la mesa servida para la remontada.
La cual se hizo efectiva ya el epilogo del compromiso (90+4) con otro tanto del francés, gracias a su definición cruzada en el arco del Ibiza.
Finalmente, con ese resultado, el Barcelona evitó la sorpresa y colocó su nombre en la siguiente ronda de la Copa del Rey, en espera de su próximo rival.