En la familia Curry y en el mundo del baloncesto había algunas expectativas por el primer enfrentamiento entre hermanos en una final de Conferencia, pero el duelo no fue muy extenso.
Este lunes Stephen Curry llevó a los Warriors de Golden State a barrer la serie ante los Trail Blazers de Portland de su hermano Seth y puso a su equipo en su quinta final seguida de la NBA.
En ese aspecto Golden State es la segunda mejor escuadra de todos los tiempos, solo superada por los Celtics de Boston que comandaron Bill Russell y el coach Red Auerbach y que fueron a 10 finales seguidas entre 1957 y 1966.
Al vencer 119-117 a Portland, los Warriors dejaron atrás a los Lakers de Magic Johnson, con cuatro finales, los Celtics de Larry Bird (4), los Bulls de Michael Jordan (3) y los Spurs de Gregg Popovich y Tim Duncan (2), otras dinastías recordadas y más recientes.
Gran parte del mérito es del coach Steve Kerr, que tomó las riendas del equipo en 2014 y los llevó a su primer título de los tres que han conseguido en ese lapso. El técnico salió adelante en estos plyoffs frente a equipos duros como los Rockets de Houston y los mismos Trail Blazers, que llegaban con hambre de triunfo.
Además lo hizo sin una de sus hombres clave, Kevin Durant, lesionado y sin fecha cierta de retorno. Una figura de su talla es imposible de reemplazar y Kerr lo entendió. Así que delegó sus funciones en un comité.
«Bueno, tuvimos que hacerlo», dijo Kerr sobre la rotación de sus suplentes, según el analista Ethan Strauss de The Athletic. «Cuando extrañas a Kevin Durant, no puedes reemplazar a Kevin con un solo jugador. Tienes que reemplazarlo con tres o cuatro noche tras noche”.
Kerr tendrá ahora poco más de una semana para medir las condiciones físicas de Durant y seguir calibrando el carácter de su equipo. Su rival en la final saldrá del duelo entre los Bucks de Milwaukee y los Raptors de Toronto.