El choque entre el Atlético de Madrid de Diego Simeone y el Liverpool, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, tenía un claro favorito. Eso, más allá de la localía colchonera en el Wanda Metropolitano.
El invicto en la Premier de los ingleses y el peor semestre rojiblanco de la era Simeone no dejaban lugar a dudas. Y quizás, la evidente inferioridad de los madrileños y la motivación de enfrentarse con el campeón de la competencia europea terminó siendo una combinación anímica muy importante, a la que el técnico argentino sacó provecho.
Simeone destacó la noche «inolvidable» del Atlético
El estilo de Simeone
No hay que redundar en el estilo del entrenador del Atlético, a quien no le interesa la posesión del balón, a tal punto que dejó que el Liverpool la dispusiera en un 78%. El gol de Saúl al minuto 4’ hizo que Simeone redoblara su apuesta defensiva, con un módulo táctico 4-4-2.
El sistema mayoritariamente tuvo a Álvaro Morata como única referencia clara en el ataque.
La idea era incomodar lo más posible la ofensiva visitante y desactivar al tridente de Sadio Mané, Roberto Firmino y Mo Salah. Para ello, los rojiblancos presionaron alto en los primeros 10 minutos con la intención de no permitir una salida clara y aprovechar algún error del Liverpool. Lo consiguieron en un córner, donde estaban los 11 del equipo de Jurgen Klopp en la función defensiva y apenas cuatro jugadores locales prestos al remate.
Liverpool jugó incómodo en campo rival
A partir del 1-0, la pelota la monopolizó el Liverpool, pero nunca jugó cómodo en campo rival. El Atlético dobló la marca en la mitad, dificultó el tránsito por los costados, sobre todo por la derecha del ataque inglés, donde Renan Lodi dominó la mayoría de los duelos.
Más importante aún, anuló cualquier posibilidad de juego interno para el virtual campeón de la Premier, que cayó en constantes imprecisiones al finalizar.
La firmeza colchonera al defender dejó a Roberto Firmino sin un solo disparo en los 90 minutos que jugó.
El brasileño nunca recibió con comodidad y entonces el Liverpool colgó muchos centros. Por esa vía aérea también fue mejor el Atlético, que tampoco concedió ventajas al defender las pelotas quietas.
Las modificaciones del alemán Klopp en el 2T. no pudieron cambiar la tónica y fue inesperada la sustitución de Salah. Pero lo más sorprendente fue revisar las estadísticas finales y comprobar que los de Anfield Road no remataron entre los tres palos en todo el encuentro, algo que no ocurría desde 2018.
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