La ciencia está revolucionando nuestra comprensión del pasado.
La paleogenética, rama de la ciencia que estudia el pasado mediante la genética, descubre secretos asombrosos del ADN escondido en huesos y tierra. La inteligencia artificial decodifica textos antiguos en escrituras olvidadas. El análisis químico de residuos moleculares dejados en dientes, ollas, quemadores de incienso y materiales de construcción revela detalles sobre dietas, olores y técnicas de construcción del pasado.
Aquí hay seis misterios sobre la historia humana que la ciencia resolvió en 2023. Y, también, uno que todavía tiene a los investigadores rascándose la cabeza.
La verdadera identidad de un líder prehistórico
Enterrado con una espectacular daga de cristal y otros artefactos preciosos, el esqueleto de 5.000 años de antigüedad descubierto en 2008 en una tumba cerca de Sevilla, España, claramente corresponde a alguien importante.
Inicialmente, en base a un análisis del hueso de la pelvis —la forma tradicional en que la ciencia determina el sexo de los restos óseos humanos— se había pensado que el individuo era un hombre joven.
Sin embargo, un análisis del esmalte dental, que contiene un tipo de proteína con un péptido específico del sexo llamado amelogenina, determinó que los restos eran femeninos y no masculinos.
En otros estudios de la ciencia, la misma técnica también desmintió el cliché de «el hombre cazador» que formó parte de gran parte del pensamiento sobre quiénes fueron los primeros humanos.
«Creemos que esta técnica va a abrir una era completamente nueva en el análisis de la organización social de las sociedades prehistóricas», dijo a CNN en julio Leonardo García Sanjuán, profesor de prehistoria de la Universidad de Sevilla, cuando se realizó el descubrimiento.
El ingrediente detrás de la legendaria resistencia del hormigón romano
El hormigón romano ha demostrado ser más duradero que su equivalente moderno, que puede deteriorarse en apenas décadas. Tomemos, por ejemplo, el Panteón de Roma, que tiene la cúpula no reforzada más grande del mundo.
Los científicos detrás de un estudio publicado en enero dijeron que habían descubierto el ingrediente misterioso que permitió a los romanos hacer que su material de construcción fuera tan duradero y construir estructuras elaboradas en lugares complicados como muelles, alcantarillas y zonas sísmicas.
El equipo de estudio analizó muestras de hormigón de 2.000 años de antigüedad que fueron tomadas de una muralla de la ciudad en el sitio arqueológico de Privernum, en el centro de Italia, y que son similares en composición a otros concretos encontrados en todo el Imperio Romano.
Descubrieron que los trozos blancos en el hormigón, conocidos como clastos de cal, le daban al hormigón la capacidad de curar las grietas que se formaban con el tiempo. Los trozos blancos anteriormente se habían pasado por alto como evidencia de una mezcla descuidada o de materia prima de mala calidad.
La apariencia real de Ötzi, el Hombre de Hielo
Un grupo de excursionistas encontraron el cuerpo momificado de Ötzi en un barranco de los Alpes italianos en 1991. Sus restos congelados son quizás el hallazgo arqueológico más estudiado del mundo y revelan con un detalle sin precedentes cómo era la vida hace 5.300 años.
El contenido de su estómago ha proporcionado información sobre cuál fue su última comida y de dónde venía, mientras que sus armas mostraron que era diestro y su ropa proporcionó una mirada poco común a lo que realmente vestían los antiguos.
Pero un nuevo análisis de ADN extraído de la pelvis de Ötzi reveló en agosto que su apariencia física no era lo que los científicos pensaron en un principio.
El estudio de su composición genética mostró que Ötzi, el Hombre de Hielo, tenía piel y ojos oscuros y probablemente era calvo. Esta apariencia revisada contrasta marcadamente con la conocida reconstrucción de Ötzi, que representa a un hombre de piel pálida con una cabellera abundante y barba.
Revelan quién era el portador de un colgante de 20.000 años de antigüedad
Los arqueólogos frecuentemente desentierran herramientas de hueso y otros artefactos de sitios antiguos, pero ha sido imposible saber con certeza quién los usó alguna vez.
A principios de este año, los científicos recuperaron ADN humano antiguo de un colgante hecho con hueso de ciervo encontrado en la cueva Denisova, en Siberia. Con esa pista pudieron revelar que su dueño era una mujer que vivió entre 19.000 y 25.000 años años atrás.
Pertenecía a un grupo conocido como antiguos euroasiáticos del norte, que tienen una conexión genética con los primeros americanos.
El ADN humano probablemente se conservó en el colgante de hueso de venado porque es poroso. Por lo tanto, es más probable que retenga material genético presente en las células de la piel, el sudor y otros fluidos corporales.
No se sabe por qué el colgante con forma de diente de venado contenía una cantidad tan grande del ADN de la antigua mujer (aproximadamente la misma cantidad que un diente humano). Quizás fue muy querido y usado cerca de la piel durante un período excepcionalmente largo, dijo Elena Essel, bióloga molecular del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, quien desarrolló una nueva técnica para extraer el ADN.
Descubrimiento de la ciencia: el pergamino antiguo y dañado que fue decodificado con IA
Unos 1.100 pergaminos quedaron reducidos a cenizas durante la famosa erupción del Vesubio hace casi 2.000 años. En el siglo XVIII, algunos excavadores recuperaron el enorme tesoro entre el lodo volcánico.
La colección, conocida como rollos de Herculano, es quizás la biblioteca más grande conocida de la antigüedad clásica, pero el contenido de los frágiles documentos siguió siendo un misterio hasta que un estudiante de informática de la Universidad de Nebraska ganó un concurso científico a principios de este año.
Con la ayuda de inteligencia artificial e imágenes hechas mediante tomografía computarizada, Luke Farritor fue el primero en decodificar una palabra escrita en griego antiguo en uno de esos pergaminos ennegrecidos.
Farritor recibió US$ 40.000 por descifrar la palabra «πορφυρας» o «porphyras», que en griego significa púrpura. Los investigadores tienen la esperanza de que no pasará mucho tiempo hasta que se puedan descifrar pergaminos enteros utilizando esta técnica.
La ciencia descubre los materiales necesarios para hacer una momia
A partir de fragmentos de vasijas desechadas en un taller de embalsamamiento, los científicos descubrieron algunas de las sustancias y brebajes que los antiguos egipcios utilizaban para momificar a los muertos.
Al analizar químicamente los residuos orgánicos en los vasos, los investigadores determinaron que los antiguos egipcios utilizaban una amplia variedad de sustancias para ungir el cuerpo después de la muerte, reducir los olores desagradables y protegerlo de hongos, bacterias y putrefacción. Los materiales identificados incluyen aceites vegetales como enebro, ciprés y cedro, así como resinas de pistachos, grasa animal y cera de abejas.
Si bien los eruditos habían aprendido previamente los nombres de las sustancias utilizadas para embalsamar a los muertos a partir de textos egipcios, hasta hace poco sólo podían adivinar a qué compuestos y materiales se referían.
En el taller utilizaron ingredientes variados que procedían no sólo de Egipto, sino de lugares mucho más lejanos. Esto sugiere que el intercambio de mercancías a larga distancia.
Beethoven: se revela un secreto familiar, pero otro misterio perdura
El compositor Ludwig van Beethoven murió en 1827, a la edad de 56 años, tras una serie de problemas de salud crónicos, como pérdida de audición, problemas gastrointestinales y enfermedades hepáticas.
Beethoven escribió una carta a sus hermanos en 1802 pidiendo que su médico, Johann Adam Schmidt, investigara la naturaleza de las enfermedades una vez muerto. La carta se conoce como el Testamento de Heiligenstadt.
Casi 200 años después de su muerte, los científicos extrajeron ADN de mechones de cabello preservados en un intento de cumplir con el pedido del músico.
El equipo de trabajadores de la ciencia no pudo llegar a un diagnóstico definitivo, pero los datos genéticos de Beethoven ayudaron a los investigadores a descartar posibles causas de su dolencia, como la enfermedad autoinmune del celiaquismo, la intolerancia a la lactosa o el síndrome del intestino irritable.
La información genética también sugirió que había tenido lugar una relación extramatrimonial en la familia del compositor.
Con información de CNN.