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¿Por qué se produce un déjà vu?

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Este artículo forma parte de la sección The Conversation Júnior, en la que especialistas de las principales universidades y centros de investigación contestan a las dudas de jóvenes curiosos de entre 12 y 16 años. Podéis enviar vuestras preguntas a [email protected]


Pregunta de Naiara, de 15 años. IES Ramón y Cajal. Tocina-Los Rosales (Sevilla).


Imagina que vas por primera vez a casa de un amigo o una amiga y, al entrar, sientes que ya has estado allí, que conoces el lugar incluso como si supieras dónde está todo. Sin embargo, sabes perfectamente que nunca habías ido antes. Esa sensación extraña y fugaz es lo que llamamos déjà vu, que significa “ya visto” en francés. Es como si tu mente te gastara una pequeña broma, haciéndote sentir que estás reviviendo un momento que en realidad es completamente nuevo para ti.

El déjà vu, una experiencia de lo más normal

No te preocupes: sentir un déjà vu es algo común. A la mayoría de las personas nos ha ocurrido, y seguramente en más de una ocasión. Por eso, este fenómeno –que en español también se llama paramnesia– está siendo ampliamente investigado y debatido en campos científicos tan serios como la neurociencia y la psicología.

En un estudio llevado a cabo en 386 personas, 294 (es decir, 76%) dijeron que alguna vez habían sentido eso de “ya he vivido esto antes”, aunque no hubiese ocurrido realmente.

Pero cuanta más edad tenemos, menos nos pasa: de los jóvenes entre 18 y 29 años, casi 9 de cada 10 han sentido un déjà vu. En las personas entre 30 y 39 años, baja un poco, porque 8 de cada 10 lo han experimentado. Y así sigue descendiendo: de los que tienen entre 40 y 49 años, alrededor de 7 de cada 10 dicen haberlo sentido, entre los de 50 a 59 años, 6 de cada 10, y entre los 60 y 69, la estadística ya baja a 50%.

Hay más de un tipo de déjà vu

Se han descrito tres tipos diferentes de déjà vu: déjà visité, o “ya visitado”; déjà vécu, o “ya vivido”, y déjà senti, o “ya sentido”. Expliquémoslos con algún ejemplo.

  • Al déjà visité, lo ya visitado, le corresponde el ejemplo con el que hemos comenzado este artículo: cuando sientes que ya conoces el lugar aunque es la primera vez que lo visitas.
  • Un déjà vécu, lo ya vivido, nos ocurre cuando percibimos que no solo hemos visto algo antes, sino que lo hemos vivido. Por ejemplo, estás contando una historia sobre tus vacaciones y de repente sientes que ya has narrado esa misma historia, con los mismos detalles y con las mismas reacciones de tus amigos, aunque tienes claro que es la primera vez que lo estás haciendo.
  • Y un ejemplo de déjà senti, lo ya sentido, puede ser cuando escuchas a alguien decir algo por primera vez y tienes la sensación de que ya te lo habían dicho antes. Vaya lío. O sea, como si en un sueño alguien te hubiera dicho exactamente lo mismo, y te deja pensando “¿dónde he oído eso antes?”.
  • Para rizar el rizo, también nos puede ocurrir lo contrario de un déjà vu: un jamais vu, o “nunca visto”. Se produce cuando algo que nos es muy familiar de repente lo sentimos como extraño o nuevo. Por ejemplo, estás escribiendo la palabra “teléfono” y, de repente, te parece rara. Incluso te preguntas si está bien escrita, aunque sabes perfectamente qué es y la has escrito antes miles de veces. ¿No te ha pasado? A mí, sí.

Pero, ¿por qué nos pasa?

Imagina que tu cerebro es como un supercomputador que procesa toda la información que recibes. A veces, este potentísimo ordenador hace cosas un poco raras, y eso es lo que nos genera la extraña sensación de “esto ya lo he vivido”. Entre las más de 800 publicaciones científicas que, a día de hoy, se encuentran en la prestigiosa base de datos científica PubMed, podemos detectar diversas teorías que intentan explicar este fenómeno.

Una de ellas es la teoría de la desincronización neuronal. Para entenderla hay que tener en cuenta cómo funciona la memoria, el sistema cerebral de almacenamiento de mensajes de nuestro cerebro. Usualmente, estos mensajes pasan por una estación de control (zona de memoria a corto plazo) antes de llegar a su destino final (zona de memoria a largo plazo). Pero, a veces, un mensaje toma un atajo y llega directamente al final (a la zona de memoria a largo plazo), saltándose la estación de control. Esto confunde a tu cerebro, haciéndote pensar que el mensaje (la experiencia) no es nuevo, sino algo que ya has recibido antes. Ha fallado la sincronización entre los grupos de neuronas de ambas zonas.

Otra teoría es la de la memoria fragmentada. Ahora piensa que tu memoria se almacena como un rompecabezas, y cada cosa que recordamos es una pieza. A veces, ocurre algo en el presente que encaja a la perfección con una pieza del puzle de tus recuerdos pasados, pero no puedes ver toda la imagen para saber de dónde viene. Esto puede hacer que algo completamente nuevo te parezca familiar, como si ya lo hubieras vivido.

También está la teoría de los errores de reconocimiento. Simplemente, tu cerebro puede confundirse y pensar que reconoce algo nuevo como si ya lo hubieras visto antes, incluso cuando no es así.

Según la teoría del procesamiento paralelo, cuando el cerebro trabaja en dos tareas al mismo tiempo, normalmente lo hace a la perfección. Pero si por alguna razón el procesamiento de una de esas tareas se retrasa, cuando finalmente llega la información, el cerebro piensa que ya la había procesado antes. Eso es lo que nos produce la sensación de déjà vu.

Esta teoría se parece mucho a la de la atención dividida. Supón que estás escuchando música mientras estudias y no te concentras completamente o en la música o en el estudio. Más tarde podrías no acordarte bien de aquella tarea en la que no estabas concentrado o concentrada. Si, por lo que sea, tiempo después nos ocurre algo similar, tu cerebro tratará de llenar los huecos con lo que recuerda, y eso puede hacerte sentir como si ya hubieras vivido esa situación.

Y, por último, la teoría de las conexiones neuronales nos dice que las conexiones entre diferentes regiones del cerebro (las llamadas redes cerebrales) pueden fortalecerse o debilitarse con el tiempo. A veces, esto hace que se active una red que no corresponda a la situación que está sucediendo. Por ejemplo, que se encienda de modo inusual una red de memoria que genere esa sensación de familiaridad.

Aunque estas son algunas ideas para explicar por qué ocurre el déjà vu, todavía plantea un gran misterio para la ciencia. Es una de esas cosas raras y fascinantes que ocurren en nuestro cerebro.


El museo interactivo Parque de las Ciencias de Andalucía colabora en la sección The Conversation Júnior.The Conversation


Francisco José Esteban Ruiz, Profesor Titular de Biología Celular, Universidad de Jaén

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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