El cirujano plástico venezolano, doctor Juan Francisco Hurtado, residenciado en Miami, informó que la eliminación de silicona con liposucción asistida por succión (SAL) ha permitido la recuperación de la salud a 249 pacientes infectados por cirugías con biopolímeros permitidos en Brasil, Colombia y Venezuela, pero mundialmente prohibidos en Estados Unidos y más de un centenar de países.
“El uso de silicona en operaciones de embellecimiento podría causar complicaciones mortales”, comentó Hurtado al sintetizar los resultados de trabajos clínicos realizados por un equipo médico de alta especialización, al que está adscrito en Miramar, Florida.
«La remoción de la inyección ilegal de silicona en el área glútea, con un nuevo protocolo para el manejo médico, está logrando mucho éxito”, especificó. Habló, por su parte, de sus experiencias en el campo de la cirugía de embellecimiento, con un grupo de médicos norteamericanos, rusos, cubanos, colombianos y venezolanos.
Las consultas y tratamiento ambulatorio se realizan bajo dirección y responsabilidad del Doctor César Velilla (médico de origen colombiano, conocido como el Dr. Lipo) en su clínica Evolution.
Habla el doctor Juan Francisco Hurtado
Juan Francisco Hurtado es graduado en la Universidad de Oriente, Venezuela. Antes de radicarse hace diez años en Miami, ejerció en hospitales y clínicas de su región natal, Guayana y otras zonas venezolanas. Acerca de la realidad de las cirugías dijo que ha tenido participación directa en el estudio retrospectivo, descriptivo y observacional de 249 pacientes infectados por las inyecciones de biopolímeros (silicona) en tratamientos médico quirúrgicos para agrandar y embellecer senos, glúteos y otras partes del cuerpo.
Explica, a su vez, que esas inyecciones ilegales de silicona (ISI) podrían causar complicaciones médicas potencialmente mortales. Esto sería en pocos días o incluso décadas después de recibirlas. La presencia de una sustancia aceitosa comúnmente utilizada en lubricantes y calafateo sería la responsable.
“El ISI puede causar coágulos, inflamación crónica, infecciones y muerte”, es su preocupante conclusión.
Casos atendidos tras cirugías
En el caso los pacientes atendidos por el equipo médico al cual pertenece desde el 2014, todos fueron examinados antes de la cirugía y tenían un historial positivo de ISI (silicona, biopolímeros).
A todos se les hizo resonancia magnética para descartar infecciones y para evaluar la extensión, cambios inflamatorios y grado de infiltración. Muchos de los infectados tenían dolor de moderado a severo; cambios en el color de la piel asociados y endurecimiento de las áreas glúteas. A un paciente con hallazgos moderados a graves se le inyectaron 16 mg. de dexametasona IV durante 3 días. Algunos pacientes necesitaron dosis adicionales de metilprednisona durante 5 días. También colchicina 0,6 mg durante un mes para reducir la respuesta inmune inflamatoria de la silicona. En otros casos, la resonancia magnética sin contraste mostró cambios inflamatorios de moderados a graves, con áreas de necrosis localizada sin signos de infección.
De esos 249 pacientes tratados, 100 % mostraron mejora de síntomas subjetivos como dolor, decoloración y endurecimiento en la piel. Así mismo, 12 casos requirieron al menos una succión adicional para lograr mayor extracción de residuos de silicona y asegurar una mejora más sintomática. Esta técnica, según alertó el especialista en cirugía plástica, no elimina en su totalidad la silicona en el cuerpo humano.
“Existen técnicas más agresivas para obtener una mayor extracción del biopolímero. El resultado estético, sin embargo, no es el más adecuado”, advierte. “Por eso, en la técnica que se practica en Miramar se recomienda como preferible una segunda intervención quirúrgica para corregir eventuales deformidades restantes de la primera operación”.
Para satisfacción de los afectados, Hurtado enfatiza que la silicona se puede extraer de forma segura por succión con anestesia local y general. Otra fase positiva es que la reacción inflamatoria producida por el gel de silicona en el cuerpo se puede tratar de forma segura con dosis altas de esteroides, durante períodos cortos o, en algunos casos, con dosis a largo plazo de metilprednisolona o colchicina. La respuesta es de leve a moderada desde el comienzo del tratamiento.