¿Y si fueran los vikingos los primeros en haber entrado en contacto con pueblos indígenas en América? Así lo sugiere un estudio hecho en Suecia, Holanda y Dinamarca que sostiene que ya en la Edad Media los nórdicos comerciaban con pueblos indígenas de Norteamérica, en particular, el marfil de morsa. Es la búsqueda de este material, sumamente apreciado en aquella época, lo que motivaba a los nórdicos a llegar a zonas tan remotas.
El equipo de investigadores, compuesto de biólogos y arqueólogos, gracias al análisis de ADN antiguo (ADNa) y a la arqueología experimental, ha podido rastrear las rutas comerciales nórdicas y sus vínculos con las culturas indígenas del Ártico, como los Thule-Inuit en Groenlandia y Canadá.
La investigación, cuyos resultados fueron publicados en la revista ScienceAdvances, consistió entre otras cosas en analizar el ADN de 31 objetos de marfil de morsa y gracias a su análisis, descubrir la procedencia de la morsa, si la morsa era de las costas de Noruega, de Islandia, de Groenlandia o incluso de Canadá.
Se observa que a medida que se extinguían las poblaciones de morsa, por la sobrecaza de estos mamíferos, los nórdicos iban cada vez más lejos en sus barcos, en busca de otras poblaciones. Comprender este comercio ayuda a apreciar la complejidad de las interacciones nórdicas y su impacto en la historia europea.
¿Quién no conoce el famoso ajedrez de la isla de Lewis, retomado en las películas de Harry Potter? Este ajedrez, encontrado en la isla de Lewis en Escocia, está hecho con marfil de morsa, se cree que fue elaborado en el siglo XII y que es de origen escandinavo.
Escuche aquí la entrevista completa con Emily Ruiz Puerta, autora de esta apasionante investigación:
Entrevistada: Emily Ruiz Puerta, doctora en Paleogenómica y Arqueología del Ártico de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, una de las autoras de esta investigación.