Un nuevo informe sobre el estado del clima global reveló que de los 35 «signos vitales» de la Tierra, 25 han alcanzado récords extremos. Esta realidad sugiere que las condiciones climáticas son más amenazantes que nunca. Entre los indicadores de la salud del planeta resaltan la temperatura de la superficie terrestre y de los océanos.
El documento está firmado por una coalición internacional de científicos liderada por investigadores de la Universidad Estatal de Oregón (EE UU). El informe advierte del inicio de «una nueva fase crítica» de la emergencia climática y que ese deterioro exige una acción rápida y decisiva.
Entre los «signos vitales» del planeta que alcanzaron un récord en 2023 se encuentran las temperaturas globales más altas jamás registradas (promedio de las temperaturas en todo el planeta, incluida la superficie terrestre y los océanos). Asimismo, un aumento sin precedentes del nivel del mar, el incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero y una rápida pérdida de cubierta arbórea.
Los datos fueron publicados el martes en la revista Bioscience. William Ripple, profesor de la U. Estatal de Oregón y coautor del informe, comentó:
«Ya estamos en medio de una abrupta convulsión climática, que pone en peligro la vida en la Tierra como nada que los humanos hayan visto jamás».
La Tierra arroja datos preocupantes
Entre la data se encuentra el registro de una pérdida más acelerada de capas de hielo y glaciares. Además, el alza en 1,5% del consumo anual de combustibles fósiles en 2023.
También se indica que si bien el consumo de energías renovables está creciendo, este sigue siendo insuficiente para frenar la crisis, y se ha registrado que las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono y metano están en su máximo histórico.
Los autores del trabajo advirtieron que algunas de las consecuencias de esto serán el desplazamiento de millones de personas, más inundaciones e incendios forestales, sequías más severas y olas de calor más intensas y prolongadas.
Cuáles serían las soluciones
Roberto Rondanelli, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), plantea que las soluciones a esta crisis «son profundas» y van más allá de disminuir el uso de combustibles fósiles. A su juicio, «se requiere repensar las maneras en cómo nos desarrollamos y eso involucra posiblemente otras formas de economía y crecimiento».
Ariel Muñoz, director del Centro de Acción Climática de la PUCV, se refirió a la falta de avances en foros internacionales como las COP.
«Aun cuando tenemos todo el conocimiento y sabemos que es más económico transformar nuestro sistema energético, no lo hemos hecho con la urgencia requerida».
El especialista cree que el llamado es a «cambiar algunos acuerdos económicos y a ser coherentes con el mundo que deseamos para nuestros hijos».
Los autores del informe llaman a la acción inmediata en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) que se celebrará entre el 11 y el 22 de noviembre en Bakú (Azerbaiyán), instando a los líderes mundiales a avanzar en soluciones concretas.
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