Lavarse los dientes después de cada comida es como un mantra que desde hace años los dentistas han inculcado en los pacientes.
Según el Consejo Dentistas, cepillarse los dientes es un hábito indispensable para prevenir las dos patologías más frecuentes bucodentales: la caries y la enfermedad periodontal (piorrea).
Los expertos aseguran que se puede conseguir un adecuado control de las bacterias orales mediante, al menos, dos cepillados diarios (idealmente tres) de los cuales, uno necesariamente tiene que ser nocturno y siempre con pasta dentífrica con flúor.
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También es algo sabido que hay que emplear en el cepillado, al menos dos minutos, 30 segundos por cada cuadrante de la boca. Todo ello sin descuidar la limpieza de la lengua para eliminar las bacterias y las células muertas y prevenir las enfermedades y el mal aliento (halitosis). Sin embargo, hay un factor que puede influir en el resultado final y este es el tiempo que hay que esperar entre la comida y el cepillado.
Por qué esperar
Los odontólogos afirman que no se debe realizar nada más terminar de comer sino esperar entre 20 y 30 minutos. El Dr. Javier Morillo explica que «el proceso digestivo comienza en la boca, por lo que, cuando comemos, el pH de esta parte de nuestro cuerpo disminuye.
Es en este momento cuando los ácidos reinan la boca y acampan a sus anchas –ya sabemos lo peligrosos que resultan para el esmalte de nuestros dientes–» y añade: « Es precisamente por esto que debemos esperar un ratito tras comer: por los ácidos.
Si nos lavamos los dientes justo al acabar de comer, estaremos repartiendo esta sustancia por nuestras piezas dentales, frotándola y haciendo que estos se debiliten».